La sangre hierve (El rojo corazón del escorpión) capítulo XV

Piensas que sabes de mí bastantes cosas… Para nada, amiga, no te confundas, no entiendes nada. ¿Sorprendida? No quiero que me mires con esa cara, así, con tal expresión de sufrimiento. Acaba de anidar en ti la desconfianza; me temo que vamos a dejar de bailar, que me vas a abandonar.

Te he decepcionado, lo siento. No tengo criterio propio, ya ves; soy un cero a la izquierda, sigo las directrices de lo que me dicen otros… no tengo mi propia opinión formada. Por mucho que miro a mi alrededor no logro reconocer quién es el agresor. Siempre ando confundido, no acierto a escoger la opción adecuada (coja la que coja, siempre un desatino).

Y no he sido demasiado amable, lo sé. Es lo que tenemos los perros apaleados. Uno de tantos. Y como tantos otros, como tantos de vosotros, ando sin rumbo determinado. Y aunque me arrepienta no hay manera de rectificar. La cosa va de mal en peor…

(Ella creyó que la iba a besar pero no lo hizo… No tenía intención. Todo se desvaneció de repente; todo estaba en su cabeza como lo está en la tuya…, como lo está en la mía. La Luna nos abandonó hace tiempo.),

Hades Gaudó

Nota a pie de página:  Como quiera que este espacio es reducido, tengo que restringir los ruegos habituales para que desde Europa se tomen medidas efectivas para ayudar a los refugiados sirios y a los demás refugiados, a los africanos, ya sean subsaharianos o magrebíes, en fin, a todos lo que sufren. En Europa, en España, cerramos fronteras; continuamos levantando barreras, unas de espino y otras de papel, algunas —mucho peor— de acero invisible, barricadas custodiadas por cíclopes y dragones… Malditas leyes e ideologías. (Cientos, miles de muros y vallas siguen elevándose hacia los cielos en todo el mundo…. Cientos de miles, millones de personas, continúan sin poder ejercer uno de los derechos elementales del ser humano. Lejos de resolverse, últimamente la situación se agrava cada día más.)

¿Quién ha dicho que tenemos derecho a levantar vallas y a cerrar fronteras? ¿a quienes queremos engañar?

No quiero terminar sin volver a recordar un asunto puntual importantísimo para ayudar en España como es el de solucionar de una vez por todas la insoportable la situación española en el asunto de los  desahucios: cientos, miles de familias quedan en la calle porque la legislación española no soluciona la gran estafa que la Banca ha propiciado en las últimas décadas; auténtico pillaje que está dinamitando la cohesión social.

Y todo esto hay que hacerlo dejando aparte cualquier tipo de consideración ética y/o moral dejando de lado las ideologías, las creencias religiosas y las consideraciones económicas…, esto hay que hacerlo  simplemente PORQUE ES LO CORRECTO.

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