La sangre hierve (El rojo corazón del escorpión) Capítulo LI

Y repito: “La existencia pura y simple es la elección de una situación gobernada por el riesgo del horror; un desamparo, un abandono”.

No me cabe la menor duda de que no soy el más indicado para hablar de todo esto, ya que durante toda mi vida he tenido la cabeza invadida por la duda; la duda más absoluta, la duda eterna. Pero soy un cobarde que se ocupa de su propia muerte, es decir, un cobarde al cual solamente le parece importante la muerte de los demás. La muerte que debe ser angustiante es la de los otros. No soy existencialista —conste en acta—, pero jamás he estado seguro de nada, y nunca diré que la muerte “es nada” pero he de reconocer, no sin cierta ironía, que la mía me importa un pimiento. A veces pienso que no soy humano, que soy un bloque de mármol, como fosilizado, o peor aún, como un grupo de moléculas de agua que se dejan llevar por el río sin sentido ni opinión, sin fuerza de voluntad, pero con una dirección y un destino: llegar al mar… ¡para continuar igual!, moléculas de agua mecidas en un sinsentido.

Y esa es una posibilidad que tengo que aceptar,

En absoluto quisiera dar la impresión de que estoy tranquilo o soy indiferente. Nada más alejado de la realidad.

 

Hades Gaudó

 

 

Nota a pie de página: Como quiera que este espacio es reducido, tengo que restringir los ruegos habituales para que desde Europa se tomen medidas efectivas para ayudar a los refugiados. No solamente a los ucranianos, sino también a los africanos, subsaharianos o magrebíes, o a los afganos o sirios (ya olvidados), a todos lo que sufren. A pesar de los graves problemas que ahora tenemos “a las puertas de casa”, por la maldita guerra de Ucrania y sus consecuencias, en Europa y en España no cejamos en el empeño: seguimos cerrando fronteras; continuamos levantando barreras, unas de espino y otras de papel, algunas —mucho peor— de acero invisible, barricadas custodiadas por cíclopes y dragones (malditas leyes e ideologías). Cientos, miles de muros y vallas siguen elevándose hacia los cielos en todo el mundo…. Cientos de miles, millones de personas, continúan sin poder ejercer uno de los derechos elementales del ser humano. Lejos de resolverse, la situación se agrava cada día más ¿Quién ha dicho que tenemos derecho a levantar vallas y a cerrar fronteras? ¿a quienes queremos engañar?

Y no queremos terminar sin volver a recordar un asunto puntual importantísimo para ayudar en España como es el de solucionar de una vez por todas la insoportable la situación española en el asunto de los  desahucios: cientos, miles de familias quedan en la calle porque la legislación española no soluciona la gran estafa que la Banca ha propiciado en las últimas décadas; auténtico pillaje que está dinamitando la cohesión social. A pesar de la grave situación actual, tampoco eso cambia y sigue su curso exactamente igual que hace unos meses. La Banca es implacable…

Y todo eso hay que hacerlo dejando aparte cualquier tipo de consideración ética y/o moral dejando de lado las ideologías, las creencias religiosas y las consideraciones económicas…, eso hay que hacerlo  simplemente PORQUE ES LO CORRECTO.

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