Este mes pasado escuché, un día cualquiera, en una emisora de radio cualquiera, una entrevista a un político. No era de los principales, pero sí un “cargo” relativamente importante. Y no era, conste, de ningún partido de “derechas” ni de ninguno de “izquierdas”, era de uno de los partidos “modernos y liberales”, digamos que de los “moderados” según definiciones de los propios medios, de los partidos más o menos “ligth”. Se aborda el tema de los “inmigrantes menores de edad” que llegan en las pateras y de las deportaciones “en caliente” o de los hacinamientos allá donde ustedes saben, y va y dice, con tanto convencimiento como desvergüenza, que aquí se les trata genial. Al “joven inmigrante que viaja sin referencias familiares”, que es como los denomina [¿what?, ¿???], en España se le trata de maravilla y, en los “centros de menores” recibe un trato exquisito y la mejor educación y preparación para que pueda abordar su futuro en Europa… … … [¿whaaaaat?, ¿???]
A nuevas interpelaciones del entrevistador —que no da crédito a lo que escucha—, tratando de averiguar lo que sucede a ese “joven inmigrante que viaja sin referencias familiares”(1) cuando alcanza la mayoría de edad, vuelve a decir tan ricamente: “cuando llegan a los 18 pasan a ser adultos y, por tanto, ilegales”… [Y hasta ahí, como lo oyen, discurso finiquitado, ¿???] Y se queda tan fresco, no sin antes volver a repetir, como si fuese un mantra, como había hecho antes reiteradas veces, que “es un lujo llegar a este país (tras la odisea por las aguas del Mediterráneo), una especie de suerte descomunal”… … … Eeeeeeeh… ¿???
“Pensemos lo siquiera ni aunque otro tras día un manos propias nuestras con ahogamos que los a esos, injusta tan muerte de muertos esos como, Mediterráneo el en muertos los como, desprotegidos y desnudos totalmente, nada entender sin y medio en quedamos yo y tú y…”¿???
Son palabras medidas, son palabras de político-profesional…, ¡son palabras nuestras!
Hades Gaudó,
(1) Juro que pocas veces he escuchado una definición tan rebuscada (y retorcida). Creo que desde ese día tengo descolocada alguna parte del encéfalo,
Nota de agradecimiento: La fotografía que ilustra este capítulo, como la del anterior, ha sido cedida por nuestros amigos Eugenio Castillejos y Ángeles Donaire. a quienes agradecemos su amistad y la gentileza (es una vista de la casa natal de Vlad el Empalador, conocido como “Drácula”, en Sighișoara, Rumanía. The Vlad Dracul-House (He born here in 1431).
Nota a pie de página: Como quiera que este espacio es reducido, tengo que restringir los ruegos habituales para que desde Europa se tomen medidas efectivas para ayudar a los refugiados sirios y a los demás refugiados, a los africanos, ya sean subsaharianos o magrebíes, en fin, a todos lo que sufren. En Europa, en España, cerramos fronteras; continuamos levantando barreras, unas de espino y otras de papel, algunas —mucho peor— de acero invisible, barricadas custodiadas por cíclopes y dragones… Malditas leyes e ideologías. (Cientos, miles de muros y vallas siguen elevándose hacia los cielos en todo el mundo…. Cientos de miles, millones de personas, continúan sin poder ejercer uno de los derechos elementales del ser humano. Lejos de resolverse, últimamente la situación se agrava cada día más.)
¿Quién ha dicho que tenemos derecho a levantar vallas y a cerrar fronteras? ¿a quienes queremos engañar?
No quiero terminar sin volver a recordar un asunto puntual importantísimo para ayudar en España como es el de solucionar de una vez por todas la insoportable la situación española en el asunto de los desahucios: cientos, miles de familias quedan en la calle porque la legislación española no soluciona la gran estafa que la Banca ha propiciado en las últimas décadas; auténtico pillaje que está dinamitando la cohesión social.
Y todo esto hay que hacerlo dejando aparte cualquier tipo de consideración ética y/o moral dejando de lado las ideologías, las creencias religiosas y las consideraciones económicas…, esto hay que hacerlo simplemente PORQUE ES LO CORRECTO.