El mes de abril se inicia con el recuerdo trágico de la declaración del fascista Francisco Franco del fin de la guerra civil española (1936-39) y el inicio de la dictadura que ató a los españoles a un largo periodo con ausencia de libertades y mucha represión, cárceles y torturas.
La historia nos recuerda que el 14 de abril de 1931 se proclamó la II República, que reconoció derechos a las mujeres y el sufragio universal, además de tener vocación democrática y laicista. Luego, se produjo el golpe de Estado de los fascistas que luchaban por no perder privilegios y mantener la soga del clericalismo religioso.
Han pasado muchos años y como todavía, durante la democracia, no se termina de entender qué es la memoria histórica, es necesario exponer que éste es un concepto historiográfico que viene a designar el esfuerzo consciente de los grupos humanos por encontrar su pasado, valorándolo y tratándolo con especial respeto. La recuperación de la memoria permite, además, que aquellos que se hayan sentido víctimas sin poder reclamar su historia, puedan asumir un papel activo en la reelaboración de la memoria colectiva. En nuestro país, se refiere a las trayectorias de las personas que vivieron la Guerra Civil y la posguerra desde el lado de los perdedores, y a la ausencia de reconocimiento de su sufrimiento, su dolor y su condición de víctimas.
Recordar es un derecho y para muchos, un deber para poder perdonar y cerrar las heridas. Y olvidar es negar la existencia del pasado. Esos recuerdos me traen a la memoria, como vecino de Rivas, la batalla del Jarama, donde se produjo un sangriento enfrentamiento durante la Guerra Civil, entre febrero y marzo de 1937. Fue un intento por parte de las fuerzas republicanas de detener el avance de las tropas franquistas hacia Madrid.
La valentía mostrada por las tropas republicanas impidió al bando franquista avanzar hacia Madrid en 1937. Durante la guerra, nuestro pueblo sufrió bombardeos y combates cercanos, lo que causó daños materiales y pérdidas humanas en la zona. Después de la batalla, Rivas sufrió la represión política y social por parte de las autoridades franquistas.
Durante la Guerra Civil se produjeron excesos por ambos bandos, como en todas las guerras, pero el vencedor demostró su rostro nazi-fascista al final de la contienda. Torturas, represión, ausencia total de libertades, exilio, cárceles y demás penalidades que duraron cuatro décadas.
Tenemos derecho, los perdedores, a que se respeten los principios de verdad, justicia y reparación. ¡Ya va siendo hora!