La Guardia Civil, en el marco de la operación ‘Pastor’, ha logrado desmantelar un grupo delictivo asentado en Madrid capital y en la Cañada Real Galiana, con la detención de 21 personas que se dedicaban al tráfico de sustancias estupefacientes, principalmente heroína.
Según informó la Guardia Civil este miércoles, los agentes han llevado a cabo de manera simultánea 18 entradas y registros en las viviendas. En ellos han incautado más de 300 gramos de heroína, 200 gramos de cocaína, dos plantaciones de marihuana con cerca de 1.000 plantas, 62.000 gramos de marihuana en cogollos, cuatro armas cortas, una escopeta, dinero en efectivo y nueve vehículos de alta gama.
El origen de la investigación se remonta a principios de este año, tras detectarse un aumento de personas que acudían a la Cañada Real. Los indicios llevaron a la Guardia Civil a establecer dispositivos de vigilancia, que han permitido identificar a los miembros de tres clanes distintos, asentados todos ellos en la Cañada Real.
Extrema seguridad
La investigación se ha visto dificultada por las extremas medidas de seguridad que tomaban los miembros del grupo, según la Benemérita. Estas personas cambiaban de manera habitual de terminales telefónicos, o realizaban viajes sin rumbo en vehículos para despistar a los investigadores. También utilizaban a los niños y mujeres de la Cañada para vigilar los accesos cuando realizaban alguna transacción importante, alertando de la presencia policial a los investigados, así como para la ocultación de la droga.
Tras horas de investigación, los agentes lograron identificar a todos y cada uno de los miembros del grupo, con una férrea estructura liderada por un matrimonio. Sus dos hijos estaban en el escalón inferior y juntos se encargaban de abastecer de la heroína a los traficantes de la Cañada.
Los investigadores han logrado detener al suministrador, un individuo conocido de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, así como a los colaboradores que le ayudaban en las tareas de transporte e introducción de las sustancia estupefacientes en la Cañada Real Galiana.
El entramado contaba con siete viviendas desde las que distribuían la droga, tenían las plantaciones y donde incluso se habían habilitado habitaciones específicas para que sus clientes pudieran consumir la droga en el interior. Algunas de las viviendas eran facilitadas por los cabecillas del grupo a cambio de que vendieran la droga o se encargaran del cuidado y la vigilancia de las plantaciones.