Buscar

Esos locos científicos

Aunque eminentes científicos en el siglo XIX aseguraban que en el mundo de la física ya estaba todo inventado, en realidad no es así, cuanto más aumentan nuestros conocimientos, más grande es la frontera con lo desconocido. Se podría decir que los conocimientos son infinitos, pero parafraseando a Einstein, lo único que ha quedado demostrado que es infinito es la estupidez humana.

Desde hace miles de años los filósofos griegos ya pensaban que la materia estaba compuesta por partículas indivisibles que son la mínima expresión de las propiedades de ese elemento, los llamaron átomos. Pasaron muchos siglos hasta que el británico Thomson estudió una partícula elemental mas pequeña que el átomo, se comprobó que tenia carga eléctrica y como ya se conocía la electricidad se le llamó electrón y por convenio se le asignó un valor negativo. Más tarde se atribuye a Rutherford el descubrimiento de otra partícula perteneciente al átomo, de carga positiva en este caso y que se denominó protón. Todavía no encajaban las piezas, para explicar por qué los protones que se sabía que estaban juntos no se repelían, se propuso la existencia confirmada después de una partícula neutra que aglutinara a los protones, el neutrón.

Los científicos no pararon de radiar, bombardear y estrellar átomos para ver qué pasaba. En algunas reacciones el físico Italiano Fermi observó que no se cumplían las condiciones de masa entrante y saliente. Como le faltaba una pequeña cantidad de masa, propuso la existencia de una partícula nueva sin carga, al ser esta muy pequeña y Fermi italiano, la llamó Neutrino. Desde entonces han aparecido muchas partículas más y  en la época de la Psicodelia, físicos mitad genios científicos y mitad estrellas del pop como Feynman. Los nombres de las nuevas partículas ya no responden a raíces griegas, son tan extravagantes como “arriba”, “abajo”, “extraño”, etc. Estas partículas tienen carga no solo eléctrica, sino de color y de sabor (y aparecen nuevas ramas de la física como la cromodinámica cuántica) pero no tienen nada que ver con lo que percibimos con nuestros sentidos (¿se les acabó la imaginación para los nombres?).  También están las partículas con nombre propio en honor al científico que la propuso o la encontró, como el bosón de Higgs. Bosón, un tipo de partícula en este caso con nombre homenaje al físico Satyendra Nath Bose.

Personalmente desconozco cómo es en la actualidad el ambiente de trabajo en los laboratorios mas avanzados, mi única referencia es la serie “The Big Bang Theory” que seguramente es tan real como la vida misma y al mismo tiempo no se parece nada a la realidad (¿Schrödinger?). En lo relacionado con la mecánica cuántica, física estadística, física de partículas, electrodinámica y cromodinámica cuántica, teoría estándar y teoría de cuerdas apelo a la genial crónica del 6 de marzo de 1.923 en el ABC, que recogió la conferencia que Albert Einstein dio en su visita a España : “La segunda conferencia de Einstein, celebrada ayer, a las seis y media de la tarde, en la Universidad Central, resulta absolutamente inaccesible aun para un público de cultura extensa y creemos sinceramente que un diario no ha de intentar substituir las revistas científicas. Un diario de gran circulación no puede hablar de ejes de coordenadas, de formas cuadráticas, de geodésicos, de fórmulas de transformación. El relatar punto por punto la conferencia de Einstein nada podría enseñar a los iniciados, ni aclarar para el público las teorías que requieren larga preparación científica”.

De momento dependemos de estos “locos” científicos para abrir nuevas puertas al conocimiento que ningún otro humano ha logrado.

José Antonio Bernal

¡Difunde la noticia!