Entrevista a Juanjo Castell
En 2005, se publicó un trabajo de Kevin O’Keefe titulado “El americano medio: la extraordinaria búsqueda del ciudadano más ordinario de la nación”. En él, Kevin buscó al Joe que viviera a tres millas de un McDonalds y a dos de un parque público; alguien que ganara menos de 75.000 euros al año y que crea en Dios y la literalidad de la Biblia. Así hasta mil datos sobre “el americano medio”.
La búsqueda fue larga y en gran parte infructuosa. ¿Existirá el “ripense medio”? Hemos querido entrevistar al alguien que no es ordinario, ni medio, pero sí muy representativo. No nació en Rivas, pero es una de las memorias vivas del municipio más importantes. Vive en el Casco Antiguo, pero fue uno de los artífices de la integración entre “las dos Rivas”. Estuvo en el PSOE, apoyó la candidatura de Pedro del Cura y hasta el PP intentó ficharlo, pero sigue siendo independiente. Tiene opiniones progresistas pero lamenta que se quitaran los toros.
Hablamos con Juan José Castell (1934), quien es a sus 89 años una figura inimitable que condensa una parte sustancial de la Historia de Rivas y que, aunque le empiecen a fallar las piernas, no le falla ni la cabeza ni la voluntad de mejorar Rivas, desde su militancia vecinal en la Asociación de Vecinos del Casco que preside. No se casa con nadie y a nadie deja indiferente.
Pregunta: Buenos días, Juanjo. Encantados de entrevistarte. En una Rivas que es una de las ciudades de toda Europa que más ha crecido en las últimas décadas, casi todos somos “nuevos” vecinos. Tu caso es distinto: cuéntanos cuando empezaste a ser “nuevo vecino” de Rivas.
Respuesta: Yo había venido a trillar en verano a Rivas, desde los 10 años que empecé a trabajar, pero fue a los 15 años cuando me quedé ya aquí con una tía en 1949, y seguí hasta 1955. Estuve unos años trabajando en Madrid y me fui a Francia a casarme en 1962. Pero mi hija estaba allí con mala salud y nos volvimos en 1966. Al año siguiente, empecé a trabajar en la gasolinera por 1.500 pesetas al mes, de las de entonces.
P: ¿Cómo vivían? Eso era poco dinero, incluso entonces.
R: Vivíamos con los suegros. Fue luego que me di una paliza en un huerto que me subarrendaron, plantando lechugas que se vendían muy bien, y acabé ahorrando 900.000 pesetas con las que pude comprar una casa.
P: ¿Qué cosas recuerdas de esa Rivas que hoy nos parecerían impensables?
R: El Jarama era navegable. Había un caserío en la rivera que destruyeron en la guerra, donde decían que iba el rey antes.
P: ¿Qué más recuerdas de tu infancia?
R: No tuve infancia. No nos lo podíamos permitir. Recuerdo de chico ir donde las trincheras a buscar balas. Vaciábamos la pólvora y vendíamos el metal para tener algo que comer. En esa zona había muchísimos alacranes (escorpiones), recuerdo una vez que me picó uno y no veas como dolía.
P: ¿Qué recuerda de su etapa de concejal, entre 1979 y 1991?
R: Fue muy conflictivo cuando se llevaron el Ayuntamiento fuera del pueblo, a donde está ahora que antes solo había agua y callizo, pero yo entendía que a los nuevos que llegaban había que ponerles equipamientos y que había que ceder en cosas para unir la ciudad.
P: ¿Qué problemas tuvieron que afrontar?
R: Aún no se construía casi y no teníamos ni un duro. Y mucha criminalidad, había un grupo con el que tuvo que intervenir el Capitán General. También recuerdo que una de las promociones primeras de Pablo Iglesias fue una chapuza y la gente venía a reclamar al Ayuntamiento.
P: Se empieza a construir en Rivas y empieza a cambiar la ciudad. ¿Cómo fue ese momento?
R: Wenceslao García cedió varias tierras para equipamientos. Pero luego había terratenientes como Jacobo Corsini (con tierras en la zona del polideportivo), Mariano Jiménez (zona de Covibar) o el peor que era Dionisio Martín Sanz, vicepresidente de Franco, que se había quedado las tierras después de traernos el vertedero. No veas cómo olía cuando los purines de unas granjas se vertían al río.
A Dionisio lo amenazaron con expropiarle (era un farol), sino no hubiera vendido las tierras. Cuando ya más gente fue consciente de que se podía ganar dinero, mucha gente compró tierras de donde ahora está el Polígono Santa Ana y se hicieron de oro.
P: Crece Rivas y con ello los ingresos del Ayuntamiento, ¿qué consiguieron con eso?
R: Pues mira, cuando Armando Rodríguez Vallina construye las primeras 70 viviendas en Covibar, con eso pagamos la piscina municipal del casco. Y cuando construyó las 1000 siguientes, construimos la Universidad Popular, estaba muy orgulloso de ella, vino a inaugurarla Tierno Galván y todo.
No había personal y hacíamos todo los concejales. Tuve mucho trabajo y lo hacía a gusto. No paraba por casa, no sé mi mujer como me conocía.
P: ¿Y pudieron luego ir ampliando el cuerpo de trabajadores públicos?
R: Sí, pero también creció la burocracia. Si antes contratábamos al trabajador del cementerio porque era un currante y lo necesitaba, ahora tenían que pasar un examen de los artículos de la Constitución. No me los sé yo y tenía que saberlos el del cementerio, es absurdo.
P: Después de ser concejal con el PSOE, ¿cómo se reafilia allí?
R: Yo me reafilié por dos mujeres, Carmen Barahona y Carmen Pérez. Con lo que me decían yo estaba de acuerdo, así que votaba con ellas. Pero un día, haciendo las listas o no sé qué, como había un conflicto interno me dijeron que votara al revés. Y eso no me gustó así que me fui.
P: Ha seguido trabajando desde la Asociación de Vecino y, en las últimas elecciones de 2019, apoyó a la candidatura de Pedro del Cura (IU-Equo-Más Madrid). ¿Cómo fue ese cambio?
R: Me fui con Izquierda Unida pero como independiente. Me llamó Pedro del Cura, insistió mucho, en que hacía falta un impulso para el barrio. Y se arreglaron las calles, pero regular. Vinieron a arreglar la acera y quedó regular. Les dije a los operarios que no tocaran mi arqueta que estaba mucho mejor la que hice yo mismo que las que estaban haciendo ellos. No quedé muy contento, porque en 4 años estaba muy ocupado Pedro y solo habló una vez conmigo.
P: ¿Y qué opina de la oposición?
R: No hay oposición. Del Partido Popular, José María García era muy bueno, sacó muchos votos. Pero ahora no hay oposición. Antonio, “el de la grúa” (Nota del entrevistador: Antonio Sanz, actual concejal no adscrito tras salirse de Vox, que se ha reafiliado al PP), me ofreció irme para el PP y yo le dije que no me iba a ir nunca, que mataron en la dictadura a mi padre.
P: Si puedo preguntar, ¿qué le pasó a su padre?
R: Me llevaba de la mano hacia Mejorada, a una zona donde se iba a buscar trabajo y dos Guardias Civiles se lo llevaron y me quedé ahí solo en el camino. Siempre sospechamos que un vecino, Dionisio Barral, lo denunció por un lio de faldas. Él había estado en el Frente Republicano y siempre que había empresas grandes, que eran las que solicitaban informes al Gobierno, le negaban el trabajo.
P: Ni el gobierno, ni la oposición le entusiasman mucho. ¿Qué deberían hacer los concejales para que estuviera más satisfecho?
R: Las cosas se hacen mayores y hay que rehabilitarlas. Por ejemplo, Covibar necesita una reforma. O el acceso a la M-50 que se va a hacer ahora, yo lo hubiera hecho sin tener que esperar 20 años. Y hace falta más actividad, más comercio, más centros comerciales.
Hay que preocuparse de dónde gastar y no tanto de cuánto se puede gastar. Como la plantilla de Rivamadrid, que ves a veces el camión y van cuatro. O va uno que trabaja y otro que no sabes que hace, que está fumándose un cigarro. El concejal tiene que agarrar a alguien de esos cargos de confianza y que se dedique a vigilar esas cosas.
P: ¿Y para las personas mayores, en concreto, que cree que se necesita?
R: Habría que decirle a las residencias privadas que muy bien que vengan, pero que me reserven una serie de plazas gratis para los de Rivas y que las adjudique el Ayuntamiento. Pero no se gobierna para la gente. Ni la Comunidad que no acepta la parcela del Ayuntamiento, ni el Ayuntamiento que no se pone y lo construye, y luego lo concierta con quién sea. Yo le propuse a Fausto (Fernández, ex alcalde de IU) poner la residencia o el tanatorio que hacían falta pero no quiso. También falta una barra o algo de restauración en el Centro Sociocultural Ché Guevara.
P: ¿Y del famoso carril bici qué opina?
R: Pues que se llena mucho…en los fines de semana. Y que se montan unos atascos enormes en Avenida Francia que antes no había. No entiendo que necesidad había de quitar carriles, aunque hubiera que ampliar el carril bici.
P: ¿Qué echa de menos en el barrio?
R: Han quitado las tradiciones que había, como las fiestas de mayo en el pueblo. O como los toros, que fíjate tú que se podían haber mantenido sin sacrificar al animal.
P: Como en Portugal, ¿no? ¿Por qué se quitaron los toros?
R: Fue el PSOE realmente quién votó por quitar los toros. Tania Sánchez e IU llevaban años presentando la moción, el PSOE votaba en contra o se abstenía y punto, no salía. Hasta que llegaron las nuevas modas y cambiaron el voto. Las tradiciones que no hacen daño a nadie hay que mantenerlas, ¿en tu pueblo cómo hacían las fiestas? Pues eso.
P:¿Qué le pediría al Gobierno actual?
R: Al Gobierno estatal, que se preocupe por la inflación, están los precios imposibles. El otro día haciendo la compra cogí manzanas y estaban al triple que hace un tiempo. Se tienen que preocupar de lo importante, pero por gobernar se hacen pactos con el diablo, como con los catalanes y los de Bildu.
Al de Rivas y el de la Comunidad, les recordaría que en su momento hubo un acuerdo verbal de que Rivas no pasaría de los 100.000 habitantes. Ya lo estamos haciendo.
P:¿Y al votante que va a ir el 28M a las urnas?
R: Que cada uno tiene que pensar para él mismo, detenidamente, y votar según sus convicciones.
Fe de erratas: En la entrevista publicada en papel se ha escrito incorrectamente el apellido Castell. Nuestras disculpas.