Entre dioxinas y políticas tóxicas

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Para los que llevamos viviendo en Rivas casi cuarenta años, la Incineradora de Valdemingómez ha sido como un gran laboratorio de políticas tóxicas contra la población y un gran despropósito político y medioambiental. Veamos:

En el año 1987, la ciudadanía de Rivas realizó la primera marcha a la Incineradora para protestar por los planes del Ayuntamiento de Madrid, entonces gobernado por el Partido Popular y por Esperanza Aguirre, concejala de medio ambiente, de instalarnos al lado de nuestras casas una incineradora de residuos.

En aquel año, en Rivas vivíamos menos de 10.000 personas, pero nos hicimos notar en la prensa nacional, porque hubo encierros, encadenamientos en Madrid, cortes de la carretera de Valencia, y un sin fin de acciones.

La cosa no era para menos. Sabíamos que quemar basuras produciría dioxinas muy peligrosas para la atmósfera que respiramos. Nuestra salud y la de nuestros hijos estaba siendo amenazada por la ceguera del Partido Popular de Madrid, que, entonces, no tenía votantes cercanos a la Incineradora.

Después de ocho años de manifestaciones y luchas que acabaron con nuestras energías, la Incineradora se inauguró en el 1995. El Partido Popular aplicó su rodillo venenoso contra la ciudadanía de Rivas, y el PSOE, que gobernaba entonces la Comunidad de Madrid, lo autorizó. La fábrica de venenos empezó a expulsar dioxinas.

En el 2012 se publicó un informe científico del instituto de salud Carlos III donde se certificaba un aumento de cáncer en poblaciones cercanas a incineradoras y térmicas.

Pasaron los años con protestas a veces más enérgicas y a veces menos. Y en el 2019, el pleno del Ayuntamiento de Madrid, entonces con mayoría de izquierdas, tomó consciencia de que la Incineradora no debería seguir envenenando a la población cercana. ¡Ojo! Al lado de la incineradora ya vive mucha gente en el Ensanche de Vallecas, votantes en Madrid. Se tomó la decisión de reducir al 50% la incineración en el 2022 y cerrar la incineradora definitivamente en el 2025.

Pero, ¡ay! El Partido Popular volvió a hacerse con la alcaldía de Madrid y aquellos compromisos se quedaron en el olvido: la Incineradora de Valdemingómez seguirá quemando 300.000 toneladas de residuos al año.

Curioso cómo a un partido, que se dice popular,  no le interesa lo mas mínimo la salud, no sólo de las personas que viven en Rivas, tampoco las que viven en el Ensanche.

Curioso también cómo el Partido Popular y Ciudadanos de Rivas son incapaces de exigir a sus partidos homólogos en Madrid el cumplimiento de los compromisos. Ni siquiera que nuestra ciudadanía muera por cáncer es capaz de empujar a estos dos partidos a defender nuestra salud ante Madrid.

No menos curioso es que estos dos partidos sigan obteniendo miles de votos de la ciudadanía de Rivas, ignorantes quizás de estas políticas tóxicas.

Comentaba antes que en el 1987 la ciudadanía se movilizó hasta al extenuación contra la Incineradora. Entonces en la Plataforma contra la incineradora, que nunca ha dejado de existir, participaba Izquierda Unida. Todavía se puede ver en las redes a nuestro Alcalde Pedro del Cura, siendo muy joven, encadenado a las puertas de Valdemingómez.

Pero, ¡ay! Izquierda Unida ganó las elecciones municipales en Rivas en 1991 e inmediatamente abandonó toda lucha contra la Incineradora.

Había que vender pisos y no era plan de seguir dando mala imagen de nuestra ciudad.

En treinta años que lleva Izquierda Unida gobernando Rivas, el Ayuntamiento ha sido incapaz de hacer un estudio epidemiológico a la población de Rivas para saber qué grado de toxicidad ha adquirido la ciudadanía. Ha sido incapaz de recontar los casos de cáncer en nuestra ciudad y compararlos con otras poblaciones más lejanas a la incineradora, para certificar que hay un aumento de cáncer en Rivas o si no lo hay tranquilizar a la población.

El Gobierno municipal de Izquierda Unida no sólo ha sido incapaz de exigir al Ayuntamiento de Madrid el cumplimiento del compromiso de cierre de la incineradora sino que ha estado llevando las propias basuras a Valdemingómez durante años y sigue utilizando sopladoras en el barrido de nuestras calles enviando de nuevo a la atmósfera las dioxinas depositadas en el suelo.

Es curioso que para algunos temas menores como el enlace de Rivas a la M-50, el Ayuntamiento de Rivas ha llevado su voz hasta el Parlamento, y con el tema de la Incineradora, lleva mudo y sordo desde hace 30 años. ¡Ojo!, ahora no sólo hay que achacar las políticas tóxicas de Rivas a Izquierda Unida, ahora también cogobiernan el Ayuntamiento de Rivas con PSOE, Podemos, Mas Madrid y Equo.

Este año 2022 es crucial para que se reduzca al 50% la incineración en Valdemingómez. Y la Alianza contra la incineradora, compuesta por multitud de asociaciones de todo tipo, no van a dejar de exigirlo. Es tiempo para que los partidos que gobiernan Rivas cambien su estrategia y se sitúen al lado de la salud de la ciudadanía. Si no lo hacen habrá que recordarlo en las elecciones del 2023.

Les dejo con la demoledora advertencia del Instituto de Salud Carlos III sobre los efectos de las incineradoras, para que nuestros políticos, de una vez, se lo  piensen:

“La incidencia de la mortalidad por cáncer en la población residente en un radio de cinco kilómetros en torno a una incineradora se incrementa un 84 % en el caso del cáncer de pleura, un 24 % en el cáncer de vesícula, y un 21 % en el de la leucemia. La población residente, en un radio de 10 kilómetros, pueden sufrir perjuicios de este tipo, aunque las afecciones de una incineradora se extenderían también a la cadena trófica, «que no entiende de kilómetros.

 José Manuel Pachón López

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