Llega el verano y los ripenses huyen a playas como la de Gandía o se refugian en la piscina. En varias áreas del Mediterráneo el agua supera los 30ºC y se agrava ese calor húmedo tan insoportable: patologías cardiovasculares, problemas respiratorios, falta de sueño o efectos en la salud mental son algunas de sus consecuencias.
¿Pero si siempre ha hecho calor en verano, no es cierto? Pues no, si vamos a los datos que nos proporcionan divulgadores ambientales como Juan Bordera: “hasta este mes de julio, el día más caluroso jamás registrado se produjo en 2016, con 16,92ºC de temperatura media en todo el planeta”. En un artículo reciente, explica que el pasado lunes 3 de julio esa cifra fue superada (17,01ºC)…hasta el martes y miércoles de esa misma semana (17,18ºC), que fueron superados a su vez por el nuevo récord del jueves 6. A continuación, los días siguientes siguieron pulverizando los récords conocidos hasta el pasado 13 de julio (once días de récords consecutivos). Pocos días después, el domingo 16 de julio, una afluencia de turistas mayor de lo habitual llegaba al “Valle de la Muerte” en California para asistir al récord mundial de temperatura que habían anunciado las autoridades meteorológicas de EEUU: 55ºC.
Por primera vez, se empieza a hablar de la posibilidad de “medicanes”: es decir, de que se produzcan huracanes en el Mediterráneo por primera vez en la historia. El calentamiento global que viene en esta emergencia climática nos trae problemas nuevos en todo tipo de sectores, como la agricultura o la edificación.
Agricultura frente a la desertización: el aceite resiste y sufre el grano
Tal vez recordemos de la etapa escolar la caracterización de España como un clima mediterráneo, sin embargo, Europa es el continente en el que de forma más acelerada está aumentando la temperatura y España uno de los países con mayor riesgo de desertización, como se está viendo en la caída de las cosechas. Por ejemplo, según la patronal del sector se recogieron un 20% menos de toneladas de limones o existe la perspectiva -según la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA)- de un 65% menos de cereales de invierno como el trigo, en un momento geopolítico en el que no está garantizada la llegada de cereal de nuestro principal proveedor (Ucrania). Si hablamos de productos estrellas de nuestra agricultura, los olivos resisten mejor al estar más adaptados a climas secos.
Nuevos problemas: los edificios también sufren
En un artículo publicado recientemente en una revista académica del grupo “Nature”, el experto en edificación Alessandro F. Rotta acuñó el término “cambio climático subterráneo”. Los expertos han empezado a analizar como edificaciones como túneles, aparcamientos, metros y otras infraestructuras subterráneas generan “islas de calor” bajo el suelo de la misma manera que el cemento y el asfalto lo hacen sobre la superficie. Analizando el caso de Chicago, descubrió diferencias enormes de temperatura entre las zonas con este tipo de infraestructuras y las zonas más verdes.
El resultado del estudio afirma que los suelos de las grandes ciudades se están calentando 2,5ºC cada década. Las diferencias de hasta 10ºC por zonas provocan dilataciones no previstas de los materiales que se traducen en grietas, daños y riesgos de derrumbe que hasta ahora habían sido insuficientemente contemplados. Aunque el riesgo es pequeño, podría afectar más a edificios antiguos de piedra o ladrillo, más frecuentes en las ciudades europeas que en ciudades como Chicago.
Nos entran los sudores: alerta térmica
Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), llegó una ola de calor el pasado lunes 17 de julio que disparará las temperaturas por encima de los 40 grados por el día y por encima de los 25 grados por las noches en buena parte del país. Se espera que reduzca su intensidad a mediados de esa semana.
Entre mediados de julio y mediados de agosto se produce la “canícula”, el periodo más cálido del año. La Agencia advierte de que este año podría ser el más caluroso de los últimos años…o, como dice un popular meme, “el verano más fresquito del resto de nuestras vidas”, siempre y cuando sigamos sin afrontar la emergencia climática.
Quienes se queden en Rivas o en una gran ciudad deben tener cuidado con el efecto urbano de las “islas de calor”. Según un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona publicado en la revista «The Lancet», este efecto provocó en 2015 un grado extra de temperatura en la ciudad de Madrid. Lo cual supuso 559 muertes prematuras en verano de las que 233 eran evitables tan solo con una mayor superficie de árboles que aportara sombra y menor temperatura.
Rivas, ciudad arbolada
Pese a que Rivas comparte niveles de contaminación alarmantes con la capital de España, puede agradecer al menos contar con un número considerable de árboles y zonas verdes. Y es que es una de las 13 ciudades en España (168 en el mundo) que recibieron el reconocimiento de “Tree Cities of the World 2022”. Según fuentes de Rivamadrid, se logró este hito plantando la nada desdeñable cantidad de 17.000 árboles entre 2019 y 2023: 3.000 en el espacio urbano y 14.000 en las zonas forestales de las que disfruta ampliamente (el 74% del término municipal pertenece al Parque Regional del Sureste). Hay dos nuevos árboles por cada nuevo vecino en este periodo, informan desde la empresa pública.
Y es que, en este estudio anteriormente citado, un tercio de estas muertes podría evitarse si el arbolado cubriera el 30% de la superficie de nuestras ciudades, convirtiéndose además en una fuente de sombra que otorgaría protección a viandantes, paseantes y a quiénes están obligados a trabajar al aire libre en verano.
El pasado mes de junio, Zarabanda dio la primicia del anuncio de la Comisión Europea de que Rivas está en el proceso abierto de competición por el también prestigioso galardón “European Green Leaf”, que se disputa en la Unión Europea contra Riba-Roja de Turia (España), Treviso (Italia) y Viladecans (España), todas en la categoría de ciudades más sostenibles de menos de 100.000 habitantes. En este caso, las iniciativas de compostaje o el Parque Agroecológico de Soto del Grillo son algunas de las medidas que han colocado a Rivas en una buena posición.
Recursos frente a incendios
Suena la alarma y los bomberos corren prestos al camión. Una escena que hemos visto más en las películas que en la realidad, ya que Rivas no cuenta con un parque de bomberos propio, debiendo recurrir a la rápida respuesta del Parque de Bomberos de Arganda del Rey.
El pasado mes de abril, la alcaldesa Aída Castillejo lamentó el “olvido de Rivas” por parte de la Comunidad de Madrid, quienes no incluyeron un parque de bomberos para nuestro municipio en el Programa de Inversión Regional (PIR) 2022/2026. El gobierno regional sí había anunciado que los 17 millones de euros gestionados por la empresa pública Planifica Madrid servirán para dotar de cuatro nuevos parques de bomberos a los municipios de Cobeña, Loeches, Villanueva de la Cañada y Villarejo de Salvanés.
En cambio, como contamos en la entrevista de este número, Rivas sí cuenta con seis personas dedicadas a un Equipo de Primera Intervención (EPI). Este servicio orientado sobre todo a prevenir incendios forestales lleva en marcha desde 2009 y cuenta con un presupuesto anual de 94.429,08 euros.
El tejido comunitario surfea mejor la ola de calor
En el libro «Palacios del Pueblo», Eric Klinenberg analizó en profundidad la trágica y excepcional ola de calor que vivió Chicago en 1995. Este autor estadounidense encontró conclusiones esperables como que el 80% de quienes tenían aire acondicionado se libraron de las muertes por calor. Como explica Leire Olmeda en su artículo de este mes de “Rivas al Dato”, no todo el mundo tiene acceso a estos equipamientos en sus hogares.
Sin embargo, este autor norteamericano decidió fijarse en algo menos evidente y más sorprendente: ¿por qué había tantas diferencias entre barrios pobres? Klinenberg descubrió que los datos mejoraban en zonas de población latina (con vínculos comunitarios más fuertes), frente a otros sectores de la población. También observó como un factor relevante que hubiera bibliotecas, asociaciones, iglesias o zonas comerciales a pie de calle.
El sociólogo autor de “Palacios del Pueblo” acuñó el término “infraestructura social”, ya que eran estos espacios de vida en comunidad los que protegían del calor o servían para prevenir incidentes fatales. Y es que el impacto no se limitaba, por ejemplo, a que los vecinos de Chicago pudieran refugiarse en sitios climatizados (en línea con las iniciativas de “refugio” contra las altas temperaturas como la puesta en marcha por el sindicato CCOO en su sede local).
Apoyo mutuo para prevenir
También se vio que esos espacios permitían un apoyo mutuo que evitaba que personas mayores en situación de soledad no deseada fueran vulnerables ante un repentino golpe de calor o, sencillamente, les ayudaran a hacer la compra y sentirse hidratados. En ese sentido, las iniciativas de co-housing como “Cohabita Rivas” son una iniciativa prometedora para que las personas mayores disfruten en comunidad de un descanso que, si no es fresquito, al menos tendrá apoyo mutuo para sobrellevar el calor en mejores condiciones.
En nuestro municipio, las asociaciones de padres y madres han alertado de la necesidad de adaptar los centros escolares. Según la Consejería de Educación, se está trabajando en la adaptación de 55 centros educativos de toda la región durante el mes de junio y julio, pero solo el 33% de los centros previstos en el Plan de Actuación ante Episodios de Altas Temperaturas (PAEAT) habían terminado las obras al inicio de julio.
Por otro lado, la Policía local se ha sumado a las campañas de sensibilización con algunas recomendaciones como:
- Limitar la exposición al sol, protegerse con crema en caso de salir y ventilar las estancias.
- Tomar comidas ligeras y regulares, con alimentos ricos en agua y sales minerales, frutas, ensaladas, hortalizas..
- Vestir con ropa adecuada y de colores claros, cubriendo la mayor parte del cuerpo, especialmente la cabeza.
- Evitar el ejercicio físico en las horas centrales del día.
- Interesarse por las personas mayores y enfermas próximas, especialmente si viven solas o aisladas.
- Nunca dejar a niños o personas mayores en el interior de un vehículo.
Ante la emergencia climática, no echar más gasolina al fuego
Los incendios están yendo a más. La expresión más descarnada de esta realidad son los “incendios de cuarta generación”, una nueva tipología en la que todas las condiciones (mayor temperatura, más viento, superficie boscosa más seca, etcétera.) se dan la mano para provocar incendios nunca vistos como los de Canadá, donde ardió una superficie equivalente a Portugal y cuyo humo cruzó el Atlántico y llegó hasta nuestras costas.
Nuestro país concentra en el primer trimestre de 2023 más hectáreas quemadas que en años enteros (como 2010, 2013, 2014 o 2018): un total de 58.810,36 hectáreas hasta el pasado domingo 25 de junio. Aunque contamos con uno de los mejores sistemas europeos de extinción temprana, no estamos preparados para esta nueva tipología de incendios: tenemos menos incendios, pero con más hectáreas quemadas. La prevención y la revitalización del medio rural son cada vez más indispensables.
Casi la mitad de los incidentes (47,8%) se concentraron en el noroeste peninsular (Asturias, Cantabria, Galicia, País Vasco y las provincias de León y Zamora). Sin embargo, en los últimos días uno de los más preocupantes ha sido el de Puntagorda (La Palma). Este incendio había dejado más de 4.600 hectáreas calcinadas y más de cuatro mil vecinos desplazados, a fecha del 17 de julio.
Los datos de este reportaje son solo una muestra pequeña de la gravedad de la situación climática. Tuvalu, un país del Pacífico formado por islas y con 11.000 habitantes, está a punto de desaparecer por la subida del nivel del mar. Para ellos, la emergencia climática es algo ya muy presente. Las dinámicas a lo largo del globo nos afectan, no podemos evadirnos porque es nuestro hogar (el planeta) el que está en llamas, ¿cuál será nuestra respuesta ante el incendio?