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OPINIÓN

El «Pin parental», un instrumento para la desigualdad educativa y social

Hay quienes pretenden llevar por bandera la defensa de la Constitución, pero obviando algunos de los artículos en ella recogidos, como están intentando hacer con el artículo 27. Un artículo en el que se recoge el derecho a la educación y se reconoce la libre enseñanza, con el objeto de pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales.

Para lograr ese pleno desarrollo de la personalidad, los niños y niñas, y adolescentes, deben tener las mismas oportunidades para acceder a los mismos conocimientos, a través de las asignaturas obligatorias, así como complementarias, que forman parte del currículo educativo. La filosofía, la historia, la religión, la literatura, el arte, las ciencias, la asignatura de valores, etc., son materias del currículo educativo que generan pensamiento propio y ayudan a crear espíritu crítico en el alumnado.

Querer por parte de la ultraderecha, con la necesaria colaboración y visto bueno de la derecha, imponer el “pin parental”, es querer limitar el currículo educativo, excluyendo del mismo realidades sociales e incluso históricas, que existen y han existido. Es, en resumen, pretender “enseñar” una única “realidad”, la suya.

Una “realidad”, la suya, en la que la diversidad sexual, los diversos tipos de familia, la laicidad, la igualdad por razón del lugar de nacimiento, o la plena igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres, son idealismos progres, que contaminan y que por ello no deben ser objeto de aprendizaje en los centros educativos, no sea que los hijos puedan llegar a tener pensamiento propio, y este sea contrario al existente en su “realidad”. Es decir, con ese “pin parental”, los padres tendrían la capacidad de vetar la asistencia de los hijos en actividades que consideren que vulneran, por ejemplo, sus principios morales.

Con iniciativas como esta, se está cuestionando y atacando al sistema educativo, así como a la comunidad educativa. Es inadmisible el ataque a la profesionalidad y libertad de cátedra, así como la invasión en las competencias de los centros educativos, que se pretenden llevar a cabo con iniciativas como el “pin parental”.

La educación plena e integral es una pieza fundamental para que las personas sean libres e iguales en derechos y libertades, para que la sociedad avance, defendámosla. Para los y las socialistas, el derecho a una educación, según lo recoge la Constitución, es un derecho innegociable, y no vamos a permitir que se pretenda vulnerar por quienes quieren que retrocedamos en derechos y libertades ya adquiridos. No vamos a permitir que se intente vulnerar el derecho de los alumnos y alumnas a recibir una formación integral, basada en el pluralismo, la diversidad y el respeto a los valores y derechos fundamentales.

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