Queridos lectores de Zarabanda, en este caluroso mes vamos a presentarles a un curioso insecto que podemos encontrar en nuestros campos. Se trata de la Dicladispa testacea, un pequeño escarabajo que mide entre 4,5 y 6 milímetros de longitud y que, por su aspecto y coloración es absolutamente inconfundible. Alargado y con coloración uniforme pardo-rojiza, destaca por las numerosas y grandes espinas que sobresalen por todo su cuerpo y le dan un aspecto erizado.
Su hábitat natural son los terrenos soleados con matorral, encinas y diversos Quercus en los que estén presentes las jaras, ya que se trata de una especie estenófaga que se alimenta exclusivamente de cistáceas. El área de distribución que ocupa se corresponde con el entorno mediterráneo y hacia el este llega a Oriente Medio, Asia menor y Siria e incluso alcanza la Región Oriental. En la Península Ibérica está bastante repartida; también en la Comunidad de Madrid, donde es mucho más abundante en la sierra y el piedemonte, en especial en donde aparezca la jara pringosa, la estepa y el jaguarzo morisco.
Dicladispa testacea es una especie fitófaga cuyas larvas se alimentan de las hojas de la mayoría de las especies de jaras (Cistus spp.), aunque en nuestra comunidad las mayores poblaciones aparecen en las de jara pringosa (Cistus ladanifer), la estepa (Cistus laurifolius) y el jaguarzo morisco (Cistus salvifolius). Las hembras hacen un pequeño orificio en la parte inferior de las hojas, después ponen un huevo en el agujero y lo cubren con heces. A menudo se pueden encontrar dos huevos dentro de un mismo agujero. Las larvas excavan galerías en las hojas y comen el parénquima (es por eso que reciben el nombre común de «mineros de la jara”) y pupan también en el interior de las hojas. Pueden tener dos o tres generaciones anuales.
No queda más que desear que todos ustedes pasen un verano estupendo y nos volvemos a reencontrar en las páginas de la revista en septiembre. Buen verano!!!
José Ignacio López Colón