OPINIÓN

El juego de la vida

El juego de la vida

Jugamos para entretenernos y/o desarrollar determinadas capacidades. Los juegos de mesa, como otros, tienen reglas, entre ellas, no hacer trampas y prestar atención a las normas.

La llegada de las fiestas navideñas conlleva encuentros con la familia y allegados. Son momentos de compartir recuerdos y sensaciones. La mesa es el lugar común para entretenernos y, por qué no, jugar. Siempre respetando las reglas y a los jugadores.

También podemos referirnos a la vida como un juego en el que podemos reflexionar sobre nuestras experiencias y la desigualdad que enfrentan muchas personas. Es el juego de la vida.

Este enfoque no solo permite explorar la idea de la vida como un juego, sino que también invita a una reflexión crítica sobre las desigualdades sociales y cómo podemos contribuir a un mundo más justo. 

Desde que nos levantamos, comenzamos a jugar. Cada día está lleno de decisiones, desafíos y sorpresas, como en un juego. Nos enfrentamos a diferentes situaciones en la vida, desde la infancia hasta la etapa adulta, donde cada ciclo vital trae sus propias reglas y obstáculos.

Necesitamos en la ruleta de la vida encontrar suerte y oportunidad, para afrontar los giros inesperados. A veces tenemos suerte y otras veces no. Esto puede reflejarse en nuestras oportunidades laborales, relaciones y salud. Sin embargo, no todos comienzan el juego en las mismas condiciones. Algunas personas nacen en situaciones privilegiadas, mientras que otras enfrentan desventajas significativas desde el principio.

A veces, jugamos a la ruleta rusa, metáfora que representa las decisiones extremas y de riesgo que algunas personas se ven obligadas a tomar debido a su entorno. Esto puede incluir situaciones de violencia, pobreza extrema o falta de acceso a recursos básicos.

Mientras algunos juegan a una versión simbólica del juego, otros juegan con su vida real, enfrentando peligros que pueden resultar fatales. No se debe obviar la necesaria justicia social y cómo el entorno puede influir en las decisiones vitales.

A lo largo del juego de la vida, todos tomamos decisiones que impactan nuestro camino y el de los demás. Entender que no todos tienen las mismas oportunidades nos invita a actuar con más empatía hacia aquellos que enfrentan dificultades. Es importante trabajar juntos para cambiar las reglas del juego cuando sea necesario.

Si todos jugamos con las mismas reglas, se pueden cambiar las dinámicas injustas y crear un espacio donde todos tengan una oportunidad justa de ganar.

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