El Centauro, ¿Nuestra próxima casa? (III)

El Centauro, ¿Nuestra próxima casa?(III)

Como dijimos, Alfa centauri es un sistema estelar formado por tres estrellas, muy cerca del Sistema Solar. La tercera y última de este sistema estelar, “Próxima Centauri”, es una enana roja y es la que está más cerca de la Tierra, pues se encuentra a 4,22 años-luz.

La gran sorpresa saltó el 24 de agosto de 2016, cuando un equipo dirigido por el profesor Guillem Anglada-Escudé, de la Universidad Queen Mary de Londres publicó en la prestigiosa revista Nature, el descubrimiento de lo que podría ser el exoplaneta “habitable” más cercano a nuestro Sistema Solar.

El descubrimiento se hizo utilizando alta tecnología Doppler en dos observatorios distintos: uno (foto1), con el espectrógrafo situado en un telescopio del observatorio de La Silla (Chile), y el otro instrumento en el VLT de Cerro Paranal, también en Chile, pertenecientes ambos al ESO, que es el Observatorio Europeo del Sur” (foto1).

Foto 1: Paranal

En mayo de 2020, un equipo del Instituto de Astrofísica de Canarias, el (IAC) confirmó la existencia de Próxima b, nombre con el que se conoce al planeta descubierto. El equipo determinó que tiene 1,17 veces la masa de la Tierra, orbitando en 11,2 días a su estrella, es decir, su año.

Lo fantástico es que el planeta se encuentra dentro de la zona de habitabilidad, porque las estrellas rojas son menos calientes que el sol y por tanto su zona de vida puede estar más próxima a estos soles. Por otra parte, las estrellas rojas son las más abundantes en la galaxia y las que más tiempo viven. La siguiente imagen (foto2) tomada de ESO/M. Kornmesser, muestra lo que sería la superficie del planeta, un planeta rocoso que dispondría de agua líquida según lo analizado hasta la fecha. Junto a la estrella Próxima C, se verían así (dos puntitos brillantes) las dos componentes de Alfa Centauri A+B.

Foto 2: Proxima b

El hallazgo del planeta Próxima b es tan esperanzador, que muchos equipos de astrónomos continúan en estos momentos tomando datos cada vez más precisos, sabiendo ya que no vamos a encontrar ningún planeta más cercano que podamos estudiar con este nivel de detalle.

La presencia de cinturones de polvo alrededor de la estrella, hace suponer que el sistema planetario de Próxima Centauri podría ser más complejo y con más objetos en órbita. Aunque no se ha llegado a confirmar, algunos apuntan a otro planeta mucho más masivo y más alejado de la estrella central, hecho analizado recientemente por un equipo internacional, con participación del Instituto de Astrofísica de Andalucía, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Haciendo un poco de “ciencia-ficción”, diré que, en diciembre de 2020, una extraña emisión de ondas procedente de una zona cercana al sistema pudo alcanzar la Tierra en el Telescopio Parkes de Australia, siendo investigada como un indicio de vida extraterrestre (foto3). La señal es interesante porque se ha recibido en una frecuencia de “banda estrecha”, que, generalmente no ocurre en la naturaleza, por lo que la recepción tiene todas las características de una firma tecnológica, es decir, como las generadas por una posible civilización que contase con capacidad para ello.

Parece obvio que, si la humanidad, alguna vez detecta una señal de civilización alienígena avanzada, esta podría venir de cerca, porque, sin descartar en absoluto que la vida inteligente esté distribuida en la mayoría de las galaxias, sería normal descubrir vida inteligente en la nuestras cercanías, porque una comunicación de señales que tarde unos 4 años no supone mayor problema, teniendo en cuenta que otras estrellas se encuentran a miles y a millones de años-luz de nosotros.

El Centauro, ¿Nuestra próxima casa?(III)
Foto 3: Observatorio Parkes

¿Puede ser Próxima b nuestra siguiente Tierra? Esta es la pregunta que la mente exploradora de la humanidad se podría haber empezado a hacer, ya que un sistema a esa distancia es “humanamente” alcanzable. Si todas las mejores predicciones de habitabilidad de Próxima b se cumpliesen y la situación en la Tierra llegara a ser “insostenible” por cualquier catástrofe natural o provocada, ¿Podríamos alcanzar el planeta prometido? Veamos si acierto a explicar mis cálculos:

  1. Para viajar en el espacio se estima que, al menos deberíamos alcanzar un 10% de la velocidad de la luz. ¿Cuánto es esto?: Llamemos c a la velocidad de la luz, que es (redondeando), de unos 300.000 km/seg.
  2. El 10% de esta velocidad sería por tanto (c*10)/100 = 0,1*c
  3. La distancia recorrida por año, lógicamente sería de 0,1 años-luz. Redundando, cada año terrestre recorreríamos 0,1 años-luz hacia Próxima b.
  4. ¿Cuánto tiempo tardaríamos para viajar UN año-luz? Pues 0,1*10 = 1 año-luz. Es decir, tardaríamos 10 años en viajar 1 año-luz.
  5. Próxima b (el planeta) está a 4,22 años-luz, luego para llegar a él tardaríamos: 4,22*10 = 42,2 años de la Tierra (foto4).
Foto 4: Proxima b2

Posible, por tanto, SÍ es. Tengamos en cuenta que sería un viaje “sin retorno”, dejar definitivamente nuestra casa y “mudarnos”, pero también lo sería un viaje expedicionario para montar colonias en Próxima b. ¿Qué es difícil?, bueno, son 42 años en una nave; hay gente que trabaja en una empresa hasta más de esos años y realmente no hace mucho más, hasta que se jubila. La nave sería “nuestra casa” durante ese período y tendríamos asignado un trabajo, una responsabilidad y una gran misión. Yo, sin dudarlo, me iría. (:-))

¿Es posible alcanzar 0,1*c? Pues veamos, como ejemplos, estos cuatro sistemas de impulsión (hay muchas más opciones y ya se habla de 0,2*c):

  1. Motores de fusión: Un reactor de fusión en la Tierra resulta muy difícil, y costoso porque hay que aislar el “plasma” para que no roce el habitáculo del reactor y eso, con gravedad es poco viable. En el espacio sí se puede aislar el plasma y tener energía casi infinita, ya que, durante el recorrido hasta Próxima b, la nave iría recogiendo átomos de Hidrógeno o Helio y el reactor funcionaría de manera continua y aceleración constante (foto5).
  2. Motor de energía nuclear por fisión: El más común, funcionaría con “mini-reactores” de Uranio, Plutonio o Torio y es un sistema de propulsión ya funcionando en sondas espaciales. La NASA acaba de anunciar desde el Centro Marshall para Vuelos Espaciales un nuevo combustible nuclear en fase de pruebas.
  3. Propulsión con velas fotónicas: Aprovecha el poder de los fotones, partículas compuestas de luz, para crear empuje, haciéndoles rebotar en una superficie reflectante, que crea una fuerza de reacción que impulsa SIEMPRE la nave espacial hacia adelante.
  4. Motor de iones: El menos eficiente (de momento), debido al tiempo de aceleración, pero son motores que no requieren quemar nada y, por tanto, más seguros. Funcionan con energía eléctrica, generada por una fuente en el interior de la nave, creando campos magnéticos con los que se ionizan pequeñas cantidades de gases, cuyos iones salen despedidos a grandes velocidades.

Estos y otros sistemas ya han sido probados y con el último motor de plasma desarrollado por Rosatom (Rusia) se estima que se podría alcanzar Marte entre 30 y 60 días, mientras que con la tecnología actual llevaría unos 7 meses esta expedición. Resulta impresionante cómo se acortaría el tiempo de ida y vuelta al Planeta Rojo (foto5), pero lo sería mucho más a Centauro ya que el funcionamiento de estos motores con aceleración constante hace posible alcanzar la velocidad requerida para viajar a grandes distancias en una enorme nave, evidentemente NO a otras galaxias ni a estrellas lejanas, pero sí a Próxima b.

Foto 5: Motor

Termino citando la frase de Arthur C. Clarke, autor de “2001: Odisea del Espacio“: “Lo que ayer era Ciencia Ficción, mañana será reportaje”.

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