Desmontando la dieta anticáncer

Desmontando la dieta anticáncer

Si hay una enfermedad que genera un profundo temor, esa es el cáncer. Durante muchos años, se ha asociado casi inevitablemente con la muerte. Sin embargo, gracias a los avances científicos, hoy podemos decir que muchas personas logran superar esta enfermedad. A menudo los vemos como luchadores, pero es fundamental recordar que no están en una batalla, están enfrentando una enfermedad que se erradica a través de la inversión en ciencia, la investigación y el apoyo constante a los profesionales de la salud.

A pesar de estos avances, al buscar “dieta anticáncer” en internet, nos encontramos con una avalancha de desinformación. Muchas veces, parece que si seguimos ciertas pautas alimentarias podremos prevenir la enfermedad o incluso curarnos. Es crucial entender que el cáncer es una enfermedad multifactorial. La nutrición puede ser un gran aliado, pero la enfermedad se cura con medicina.

Para considerar que una persona lleva una buena nutrición no hay que fijarse en si consume un alimento determinado o no, sino en lo consumido en un plazo de 15 días. Es decir, la variedad y calidad de lo que se ha comido en un lapso de tiempo determinará si la dieta es o no saludable. Por ejemplo, no es lo mismo comer un bocadillo de embutido todos los días que disfrutar de uno solo en esas dos semanas. No solo se trata de que el embutido pueda ser menos saludable, ya que esto depende de su calidad, sino del espacio que dejas a otros alimentos más beneficiosos para el organismo, como las frutas y verduras.

Un aspecto que a menudo se menciona en la dieta anticáncer es la introducción de los mal llamados “superalimentos”, como las bayas de goji, las semillas de lino o la espirulina. Si bien estos alimentos son nutritivos y pueden formar parte de una dieta equilibrada, tener más nutrientes no significa que fortalezcan nuestro organismo de forma milagrosa. Nuestro cuerpo necesita cubrir ciertas necesidades nutricionales, una vez logrado, el exceso no incrementará la fortaleza del sistema inmune. Si buscas omega-3, puedes optar por semillas de lino, que hidratadas con yogur y frutas haces un postre delicioso, o por nueces, que también son ricas en omega-3 y más asequibles. La idea de que un solo alimento tenga un efecto milagroso es reduccionista, nuestro cuerpo desconoce si el calcio proviene del brócoli, las almendras o el tahini, aprovecha el nutriente que le has proporcionado a través de los alimentos.

Otras versiones promueven la eliminación de ciertos grupos de alimentos. Esto puede tener un doble efecto negativo. Por un lado, puede aumentar el riesgo de déficits nutricionales y debilitar el sistema inmunológico y, por otro lado, puede generar una relación poco saludable con la comida. La alimentación debería ser una fuente de placer y bienestar, no una preocupación constante.

Una de las preocupaciones más serias sobre la dieta anticáncer es que se confíe exclusivamente en la alimentación como tratamiento. Esto puede llevar a la desatención de tratamientos médicos convencionales, como la quimioterapia y la radioterapia, que son esenciales para combatir el cáncer. La nutrición puede ser un complemento de gran utilidad, guiada por una nutricionista oncológica, pero nunca un sustituto. Ignorar esta realidad agravará la situación de quienes enfrentan enfermedades graves, sea esta u otra enfermedad.

La prevención y el tratamiento del cáncer deben abordarse de manera integral. Esto implica una combinación de intervenciones médicas, cambios en el estilo de vida, ejercicio regular y, por supuesto, una alimentación equilibrada y adaptada a la situación. En lugar de centrarse en dietas restrictivas, es más beneficioso adoptar un enfoque en el que incluya una variedad de alimentos saludables y un estilo de vida activo.

La dieta anticáncer, aunque pueda parecer atractiva, se basa en mitos y malentendidos sobre la relación entre la alimentación y la salud. Es fundamental adoptar una perspectiva más equilibrada y realista sobre la nutrición, entendiendo que no hay una solución única para enfermedades complejas.

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