Es duro ser madre y tener que elegir entre dar de comer a tus hijos un filete o calentar la casa. Es difícil no estar seguro si podrás pagar el gas o la electricidad el próximo mes. Es triste que tu hijo te diga que prefiere estar en casa de Mario que en su propia casa “porque se está más calentito”. Pero aún es más horrible saber que Ana murió prendida fuego al intentar calentarse con unas velas o que tu vecina Julia murió de aquella neumonía que llevaba arrastrando desde hacía tres años.
Es muy duro porque sabes que no murieron en un accidente, por un cuadro médico complicado, por su condición de mayores o porque tuvieran mala suerte. Es duro porque sabes que son víctimas, que fueron asesinadas por una lacra social completamente evitable llamada pobreza energética. Cada año, 7.000 personas mueren por su causa y más de 2.000.000 de personas la padecen.
Debido a unos ingresos bajos, a unas viviendas sin eficiencia energética y los precios desproporcionados que nos imponen las eléctricas, muchísimas personas en España no disfrutan del derecho esencial que supone la energía. En los diez últimos años el precio del gas ha crecido más de un 40% y el de la electricidad un 60%, mientras que el IPC y la media de los salarios brutos no superan el 15%. Es decir la energía nos cuesta entre un 25% y un 45% más cara. Esto es un precio que mucha gente no puede pagar. Y de esta situación existen dos principales responsables: las empresas energéticas y los partidos que les dan soporte para que crezcan sus beneficios. Para que se hagan una idea, en 2017, mientras millones de ciudadanos no tenían posibilidad de calentar sus casas, las empresas energéticas que pertenecen al Ibex 35 tuvieron 8.400 millones de euros de beneficios.
Por esa razón, en Rivas decidimos plantar cara a este grupo de empresas. Si las compañías eléctricas atentaban contra nuestra gente, nosotros dejaríamos de tratar con las compañías eléctricas. Como ayuntamiento del cambio decidimos buscar alternativas, porque existen, y son varias. En nuestro caso hemos decidido comprar directamente a productoras sostenibles saltándonos a las intermediarias eléctricas y adquirir únicamente la energía que nos hace falta diariamente. Esto ha sido una perdida para ellas de 2 millones de beneficios y un ahorro para nosotros del 20%.
Nuestro objetivo es declararle la guerra, demostrar que no las necesitamos, que acaparan un bien esencial para la vida de nuestra gente apoyados por los gobiernos del PP y del PSOE cuyas puertas giratorias acaban en estas empresas. De manera, que muchos otros municipios se animen a asestarles golpes similares. Pero además, el dinero que ahorramos, nos da más libertad para invertir en el bienestar social para nuestra gente, invirtiendo en que las personas de la tercera edad que viven solas tengan un lugar donde pasar el invierno calentitos y en compañía; en ayudas económicas a las familias para que no se vean obligadas a decidir entre el hambre y el frio; en asegurar trabajos más dignos que les permitan pagar sus facturas; en invertir en energías renovables; etc.
Porque en el fondo consiste en eso, en decidir. ¿Queremos gobernar para las elites o gobernar para los ciudadanos? Y para eso lo más esencial es la voluntad política y la unidad en torno a proyectos concretos. El que todas y todos militemos para ganar nuestros municipios, que nos pongamos hombro con hombro con aquellos que entienden como nosotros que el cambio viene por priorizar a la gente frente a los beneficios dejando atrás rencillas, diferencias nimias, grupos de afinidad, egos y siglas. Es necesario generar un impulso de cambio en las comunidades autónomas, porque sin comunidades del cambio, es mucho más difícil construir municipios del cambio. Únicamente trabajando unidos entre los diferentes municipios, entre distintos sectores políticos, compartiendo nuestros proyectos y solidificándolos en nuestras autonomías, conseguiremos un país más justo y generoso que nos garantice una verdadera calidad de vida.
José Mª Álvarez
Portavoz del Grupo Municipal RP/Podemos