Vivimos tiempos un tanto convulsos en los que los derechos consolidados por la ciudadanía durante las últimas décadas comienzan a ponerse en cuestión, cuando no se impugnan de forma abrupta e intransigente, negándose un espacio en la sociedad a quien se considera inferior, ya sea por su país de origen, por el color de su piel o su condición sexual.
Este junio de 2023, el mes del Orgullo LGTBI, llega tan alegre y reivindicativo como siempre, pero lo hace también cercado por una extrema derecha dispuesta a terminar con todo aquello que no encaja en la mente estrecha de sus dirigentes. Fue en julio de 2005 cuando quedó refrendada en el parlamento la Ley del Matrimonio Igualitario, impulsada por un Gobierno socialista presidido por José Luis Rodríguez Zapatero. Ni los obispos en la calle, acompañados por los dirigentes de una derecha que siempre ha llegado tarde a los derechos de la ciudadanía, pudieron frenar la corriente de alegría y de libertad que se vivió en la sociedad española, que asumía como propia la reivindicación de un colectivo que había sido perseguido y humillado hasta poco tiempo atrás.
Casi veinte años después de aquello y de haber seguido avanzando en tolerancia y diversidad, un nubarrón negro se ciñe sobre los derechos de las personas LGTBI: el de la extrema derecha, que está entrando en los gobiernos autonómicos y de los ayuntamientos a lomos del PP, con el único objetivo de destruir la convivencia y de construir una sociedad en la que no cabe nadie que no piense, que no sienta y que no viva como ellos. Ya hemos visto lo que ha supuesto el papel determinante en los gobiernos de la Comunidad o del Ayuntamiento de Madrid en los últimos cuatro años, desterrando de las instituciones cualquier símbolo que recuerde la lucha del colectivo LGTBI o planteando la derogación de leyes y el traslado de las fiestas del Orgullo “allá donde no molesten”.
Afortunadamente, en Rivas cabemos todos y todas y las Semana del Orgullo LGTBI se vive así, con orgullo y con ánimos reivindicativos, defendiendo la alegría como nos enseñó Benedetti. En nuestra mano está que en el resto de España se siga viviendo así. La cita: el próximo 23 de julio.