OPINIÓN

El Ayuntamiento de la incoherencia se manifiesta por una cosa

De Moncloa a Rivas Vaciamadrid, sin condenar el terrorismo de Hamás y de espaldas a la democracia venezolana

Recientemente, el Partido Popular presentó en el Congreso de los Diputados una PNL para el reconocimiento de los resultados en Venezuela y a Edmundo González Urrutia como presidente electo. El gobierno dictatorial de Nicolás Maduro ha cometido el mayor fraude en la historia reciente del continente americano, pero el partido sanchista y sus aliados comunistas entre los que se encuentra IU, partido que sustenta el gobierno de Rivas Vaciamadrid, votaron en contra del reconocimiento de Edmundo González como ganador de las elecciones en Venezuela, votaron en contra del reconocimiento de la expresión popular de los venezolanos, es decir, votaron en contra de la democracia.

Esta decisión demuestra la inconguencia, desatino y falta de compromiso democrático de la coalición que también gobierna en Rivas Vaciamadrid, especialmente cuando se compara con sus posturas en otros conflictos internacionales, como el caso de Palestina.

El rechazo del PSOE a reconocer a Edmundo González como ganador de las elecciones en Venezuela contrasta marcadamente con su posicionamiento en temas como la causa palestina en la que el PSOE ha adoptado una postura activa y crítica, lo que nos ha llevado a cuestionar si esta aparente incoherencia refleja una estrategia política subyacente o una falta de consistencia en su enfoque hacia la política exterior y su compromiso con la libertad y la democracia.

En Venezuela, la crisis política y electoral ha sido un tema complejo desde hace décadas, lo que ha marcado una profunda crisis y una alerta en la comunidad internacional. Edmundo González, el representante de la oposición democrática venezolana y ganador de las elecciones del pasado 28 de julio, ha sido reconocido por varios países y organizaciones internacionales como el legítimo ganador de los comicios. Sin embargo, el PSOE y su coalisión comunista, en la votación llevada a cabo en el Congreso de los Diputados, decidió no respaldar este reconocimiento, lo que debe llamar a la reflexión sobre su compromiso con la democracia y la libertad. Toda la comunidad nacional e internacional, pero en especial cada espacio gobernado por estos defensores de dictadores criminales, deben poner la lupa en sus acciones.

Es de recordar que el PSOE y sus aliados han apoyado firmemente la causa palestina, y han callado ante el ataque despiadado de un grupo de terroristas sobre población civil desarmada y pacífica. Han criticado la legítima defensa de su territorio impulsada por Israel tras los ataques de grupos terroristas, ante la mirada complaciente de toda la izquierda española.

La diferencia en el tratamiento de estos casos por parte del PSOE plantea preguntas sobre la coherencia de su política exterior. Mientras que la postura del partido en relación con Palestina muestra un apoyo a los principios de autodeterminación y derechos humanos, su rechazo a reconocer a Edmundo González en Venezuela podría ser interpretado como una forma de evitar un compromiso total con un nuevo liderazgo en un país bajo un régimen dictatorial que no respeta los derechos humanos, los resultados electorales y la libertad.

Es posible que la postura del PSOE refleje una estrategia más amplia que busca equilibrar sus relaciones internacionales y sus compromisos políticos internos o sus acuerdos con regímenes de dudoso proceder.

Llaman la atención los últimos acontecimientos sobre el tema venezolano, han salido fotos y vídeos donde el embajador de España en Venezuela aparece como testigo principal de una coacción lamentable por parte de la dictadura madurista en contra del lider democrático Edmundo González Urrutia. Es importante preguntarse, qué papel jugó el embajador en toda esta trama, por qué permite, como testigo de excepción, que la dictadura expulse al líder opositor, electo por la mayoría del pueblo venezolano, y además le obligue a firmar un documento, que a todas luces es un acto ilegal. Todas las acciones del gobierno español generan más sombras que luces, y cada día que pasa, las dudas sobre su compromiso democrático siguen creciendo y acentuándose.

Nos llama a la reflexión por qué la coalición gobernante en Rivas Vaciamadrid, no ha protagonizado con el caso venezolano la lucha en defensa de los valores democráticos, de los derechos humanos y de la libre determinación de los pueblos, pero sí defiende las causas de naciones tan distantes como Palestina, cuando a Venezuela nos une una historia y una cultura común. Esperamos que pronto ondeen banderas de Venezuela, se coloquen los nombres en las calles de Rivas Vaciamadrid en honor a sus mártires y se pinten sus consignas en las paredes del municipio, clamando tan solo por un derecho fundamental: la LIBERTAD.

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