Los coches existen desde hace muchos años y siempre han contaminado las ciudades, en unas épocas más que en otras. Desde los coches de caballos que dejaban los excrementos de los équidos hasta los actuales de gasolina y gasóleo que machacan el medio ambiente, la contaminación era algo normal que solo escandalizaba a los ecologistas. Estos vehículos son y serán necesarios para todas las personas con movilidad reducida y/o con alguna discapacidad, con independencia de que bicicleta u otros aparatos mecánicos sean mayoritarios. El uso de estos vehículos es una alternativa sostenible al coche. Esto no solo reduce emisiones, sino que también descongestiona el tráfico.
Los coches son, además, una de las principales fuentes de contaminación en las ciudades, contribuyendo a problemas como el smog y el cambio climático. Los vehículos de combustión interna emiten dióxido de carbono (CO2), óxidos de nitrógeno (NOx) y partículas finas, afectando la calidad del aire. Asimismo, la contaminación del aire puede causar problemas respiratorios, enfermedades cardiovasculares y afectar la calidad de vida de los ciudadanos. Es necesario reconocer que los coches han evolucionado a lo largo del tiempo en términos de diseño y tecnología y que los que ahora se mueven con electricidad ayudan a la reducción de emisiones y juegan un papel importante en una movilidad más sostenible.
Tras insistir en que el uso excesivo de vehículos contribuye al incremento de gases de efecto invernadero, acelerando el cambio climático, se puede asegurar que el nivel de destrucción del planeta va a un ritmo tan acelerado que tenemos poco tiempo para parar el drama que nos acecha cada día. Si buscamos ciudades saludables, aquellas en las que se da prioridad a la salud en todas sus actuaciones, tenemos que tomar medidas rápidas para no morir asfixiados en nuestro propio domicilio. Es prioritario garantizar la movilidad de todos los habitantes de las ciudades, Además, la movilidad debe ser accesible para todos, incluyendo personas con discapacidades, que deben tener garantizado el acceso a opciones de transporte.
Es necesario reflexionar sobre la importancia de seguir trabajando hacia una movilidad que sea inclusiva y sostenible para todos.
Para mejorar la movilidad, se necesita un sistema de transporte público bien planificado, que incluya autobuses, trenes y tranvías, para reducir la dependencia del coche privado. También, la creación de carriles bici seguros y accesibles, fomentando su uso como medio de transporte sostenible. Y por supuesto, zonas peatonales seguras que fomentan un estilo de vida activo.