A lo largo y ancho del periodo en el que este país estuvo confinado, y a punto estamos de volver, quien más quien menos echó mano, a través de las redes sociales, del consumo masivo de música, series, cine, charlas, teatro, incluso hubo quiénes se afanaron en la compra online de artículos relacionados con las manualidades que, visto lo visto, es tanto como decir que vieron la posibilidad de codearse con cualquiera de los artistas plásticos que jalonan el panorama actual.
Nadie, excepto los profesionales que veían venir las consecuencias y las estaban sufriendo en aquel momento, con suspensión total de actividades, alzó la voz o cuestionó de qué manera los profesionales de las distintas disciplinas artísticas iban a soportar el paso del tiempo sin actividad ninguna remunerada…
Hay quien piensa, y no de manera desacertada, que la cultura nos vincula con nuestro potencial y por eso es necesaria y de necesidad, sin ser un maná que llueve del cielo. En este sentido no son pocas las veces en que el arco de la cultura ha sido el damnificado frente a los vaivenes no solo de calamidades o pandemias, sino de crisis inventadas pero auténticas en quien la sufre. Crisis a veces contadas y otras vividas cuando no, sucesivas y sin descanso entre una y otra… ¿qué podemos contar que no se sepa?
La cultura y los protagonistas de ella, salvo excepciones, se han hecho grandes en la historia por su eco. Sus vidas han sido noveladas y hechas lírica bajo esa entidad que parece tener el ninguneo en vida, para después ser ponderado una vez desaparecido. Nos sorprende y reprobamos épocas que vemos con perspectiva histórica y no supieron reconocer la cultura que nosotros, sin duda, parece que somos capaces de detectar. Disfrutamos y reconocemos a aquellos que nos han dicho, tras estar criando malvas, que debemos admirar.
La alta consideración que tenemos de nosotros mismos, nos hace descartar la idea de que eso ocurra en nuestros días. Y ocurre. Ocurre porque nos sorprendemos de lo anterior sin prestar atención al enorme talento de nuestros músicos, actores y actrices, escritoras, poetas, artistas plásticos, fotógrafos… que trabajan y son vigencia de lo que ahora sucede
.Claro que, habrá quien niegue la mayor, desdiciendo lo antedicho a propósito del enorme consumo que hay, por encima de todo, de música y cine…Pero ocurre porque no hay el menor pudor en el robo, en el pirateo sistemático de sus trabajos como una forma abyecta de recochineo frente al talento… pero nadie se preguntó, mientras nos ilustraron, durante, antes y después del confinamiento, bajo qué paraguas estaban manteniendo a sus familias los actores de teatro, los implicados en rodajes, los taquilleros, técnicos y técnicas, artistas plásticos, músicos… nadie, mientras internet siguiera funcionando y nuestra cuota de entretenimiento estuviera cubierta desde las casas de todos estos profesionales que siguieron trabajando , a veces, incluso para no caer en el olvido, pero sobre todo por seguir creando.
Sin cultura no es posible construir una sociedad sana. No podemos pasar sin ella. Porque a través del trabajo y la creación de todo el arco de la cultura se pone y se descubre el acento y el acervo sobre lo que somos; genera hilos de sensibilidad y coherencia para tirar de una sociedad aferrada al tener en vez de al ser.
De esta forma y con los pies pegados a la tierra el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid propuso hace algunas semanas “Encuentros con la cultura “. Un encuentro en el que estuvieron presentes además del Alcalde y la Concejala de cultura representantes de distintas disciplinas artísticas, de la que ya se informó en zarabanda digital. Aplaudimos esta iniciativa por parte de la corporación municipal dado el carácter que tuvo dicho encuentro. En él se abordó la problemática de cada sector con datos reales, realidades certeras y el ánimo puesto en poder mitigar los efectos de esta precariedad acusada más aún por la pandemia. Los contenidos y escenarios que, a lo largo de este periodo, y en un futuro inmediato se prevén, fueron de muy diferente signo, pero todos convergentes en ese punto que pone el acento en la resolución de un conflicto ya en marcha. La Cultura, no es un maná, no surge de la nada; es el resultado de las apuestas personales y patrimoniales de todos y cada uno de sus componentes. Una realidad que la alcaldía detecta urgente en la necesidad de toma de decisiones, apoyando a los creadores y creadoras vecinos de Rivas que, con todos sus trabajos cancelados, necesitan estar en la actividad que no han dejado durante todo este tiempo. Creadores, cantantes, músicos, escritores y escritoras, realizadores, artistas plásticos, productores, actores y actrices…gente imprevisible, como decía Gombrich, porque a un artista nunca se le espera, no hay nada que indique que van a llegar, no se les puede vaticinar- tal vez por ese motivo la sociedad piense que surgen por generación espontánea- y ahí están, no como alternativa sino como forma habitual de vivir. Porque la cultura nunca debió ser tratada como un modo alternativo ni siquiera de observar o, si se me permite, de consumir, sino como lo que es, Cultura; necesaria y de necesidad.