Seguro que has visto más de una vez un icono de un semáforo en los paquetes de alimentos, con letras desde la A hasta la E y pasando del verde, al amarillo y al naranja. Se trata del Nutri-Score, un sistema para catalogar los alimentos según su composición nutricional y, de este modo, mejorar las decisiones de los consumidores al comprar.
Si todos los productos tuviesen este etiquetado, aquellos con peor posición mejorarían la calidad de sus ingredientes y ofrecerían mejores productos a los consumidores. Esto sería lo idóneo, pero este sistema de clasificación no es de uso obligatorio, sino más bien una recomendación; por ello, aquellos productos que salen peor parados, suelen prescindir del etiquetado o intentan mejorar un mínimo la composición, para cambiar de nivel y que el consumidor crea que es un alimento saludable. Pero hay que señalar que el Nutri-Score no indica si un producto es sano o no; para confirmar esto, deberíamos conocer la cantidad de dicho alimento que consume la persona.
¿Cómo se utiliza?
El Nutri-Score sirve para comparar los productos de una misma categoría, tal y como lo harías en casa. Comparas productos de desayuno para desayunar, refrescos para beber o yogures para tomar de postre; y el supermercado, en este sentido, te lo pone fácil al tener organizado los pasillos por sus diferentes categorías. Poniendo el ejemplo de los productos de desayuno, con el semáforo puedes comparar:
- Qué producto es el de mejor calidad. ¿Los cruasanes, los cereales o los copos de avena?
- Qué marca del mismo producto es de mejor calidad. Si la empresa quiere utilizar el etiquetado, se esforzará para que su composición sea lo suficientemente buena como para obtener una buena calificación.
Así, puede que te guste desayunar un porridge de avena, pero no estés usando la más conveniente. Gracias al sistema Nutri-Score, puedes elegir fácilmente qué marca es mejor.
¿Qué errores se suelen cometer?
Si no entendemos como funciona este sistema de etiquetado, podemos elegir productos que no son recomendables para un consumo habitual:
- El color verde se asocia a menudo con alimentos saludables, lo que puede llevarnos a pensar erróneamente que todo lo que tiene una A o B verde es saludable. Hay que recordar que este sistema de etiquetado compara productos de una misma categoría, es decir, un refresco con gas sin azúcar tendrá mejor posición que uno con azúcar, pero no por eso su recomendación es de consumirla diariamente; se sigue tratando de un refresco cuyo consumo ha de ser esporádico.
- Si comparamos productos de diferentes categorías, podemos pensar que unos alimentos son mejores que otros. Un refresco sin azúcar puede obtener una mejor calificación que el aceite de oliva virgen extra, debido a que el aceite es rico en grasas, pero eso no significa que el refresco sea más saludable que el aceite de oliva.
- Comparar diferentes marcas de un mismo producto basándonos en su sabor o calidad no es correcto, ya que Nutri-Score solo tiene en cuenta la calidad nutricional del producto. Un gazpacho seguirá aportando los mismos nutrientes, esté hecho con tomate pera o con tomate rosa y será esto lo que mire el Nutri-Score.
¿Es un sistema perfecto?
Es un sistema que, mediante un algoritmo, clasifica todos los productos que se venden, pero tiene sus limitaciones. No tiene en cuenta la calidad de los ingredientes, sino la cantidad de nutrientes, no considera el tamaño de la porción, sino que lo clasifica en función de 100 gramos o mililitros; y no evalúa otros aspectos importantes como puede ser su contenido en vitaminas y minerales.
Además de lo anteriormente mencionado, si no utilizamos el sistema Nutri-Score correctamente, podemos cometer ciertos errores, como creer que algunos cereales de desayuno para niños son adecuados para el consumo diario solo porque tienen una A o una B, cuando en realidad su contenido de azúcar es lo suficientemente alto como para recomendar un consumo esporádico. Sin embargo, este sistema ha sido el único en considerar al aceite de oliva en función de su recomendación y es por ello que, dentro de la categoría de grasas y aceites, es el que tiene mejor calificación.
¿Existen otros métodos de etiquetado?
Existen muchos métodos de categorización de alimentos. Los más conocidos, a nivel global, los clasifican según su grado de procesamiento, su contaminación medioambiental o su alto contenido en nutrientes no recomendables para consumo diario:
Sistema NOVA:
Es uno de los pocos métodos que incorpora la palabra “ultraprocesado” como una de sus categorías. Divide a los alimentos en cuatro grupos según su grado de procesamiento. El primer grupo sería la materia prima (alimentos vegetales o animales), que se consumen en crudo y se venden tal cual o han sido limpiados para quitar las partes no comestibles. El segundo grupo correspondería a aquellos ingredientes que han necesitado cierto procesamiento para su obtención, como el prensado de la oliva para obtener aceite. El tercero haría referencia a aquellos alimentos que para su elaboración necesitarían de otros ingredientes, como por ejemplo, los botes de garbanzos cocidos a los que se les añade sal. Y por último, estaría el cuarto grupo, los ultraprocesados, que son aquellos alimentos o bebidas que tienen tal grado de procesamiento que, difícilmente, se puede distinguir su materia prima de origen.
Sistema Eco-Score:
Es un semáforo parecido al Nutri-Score, pero mide el impacto medioambiental del alimento. Analiza el impacto en función de 16 indicadores ambientales. Otorga un beneficio si se trata de un alimento que cuenta con una certificación relacionada con la sostenibilidad o comercio justo; si el país productor tiene buenas políticas medioambientales, si no contiene ingredientes que pueden provocar que los animales estén en peligro, como por ejemplo, la relación existente entre el aceite de palma y la deforestación y, si el embalaje usado, es reciclado o reciclable.
Sello de etiquetado frontal:
Indican la alta cantidad de un nutriente que, consumido en esas cantidades de una manera regular, puede llegar a hacer daño a nuestra salud. Se coloca en el frontal del alimento a modo de advertencia, pudiéndose ver un icono con fondo negro y letras blancas, indicando “alto en grasas, azúcares, calorías o sodio”, entre otros.
Existen otras certificaciones informativas, como la certificación vegetariana o vegana, para aquellos que llevan un estilo de vida acorde a su ética; certificaciones sin glutenosin lactosa, para personas con celiaquía o intolerancias, y para quienes se preocupan por el medio ambiente, existe la certificación ecológica y los sellos EcoLabel,FairTradeoFSC.