Tras la experiencia del Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes de Barcelona, ahora es la organización de manteros de Madrid la que se lanza a comercializar ropa para escapar de la criminalización y la precariedad.
No se sabe si es un provocador, un gracioso o cualquier otra cosa, pero un joven se asoma a la tienda Pantera para preguntar qué necesita hacer para convertirse en mantero. Malick, que lleva muchos tiros pegados, despacha la pregunta con una respuesta evidente: “Nadie quiere ser mantero”. El espontáneo se marcha, el proyecto del Sindicato de Manteros permanece.
Lo importante es que hoy, 2 de julio, abre Pantera, la tienda que el sindicato abre en el barrio de Lavapiés. Quedan unas horas para la inauguración y en el espacio están los rastros del ajetreo de ayer, casi se adivinan los nervios de antes de la apertura, en el almacén se apilan las camisetas y las bolsas con las que arranca el proyecto. La producción, explican desde el sindicato, se está haciendo con una empresa valenciana dentro de la economía social pero el objetivo a medio plazo es controlar el proceso en todas sus fases, desde el diseño hasta la serigrafía y, por supuesto, la venta.
La idea de Pantera recobró fuerza durante la pandemia, explica Malick, en los momentos del confinamiento duro de la primavera de 2020, los miembros del Sindicato de Manteros tiraron para sobrevivir de una caja de resistencia y por medio de donaciones, explica este miembro del sindicato. Pero el sistema de caja y donaciones no era sostenible a corto plazo, así que se pusieron las bases de este proyecto de economía comunitaria.
Pantera
La tienda del Sindicato de Manteros está en la calle Mesón de Paredes número 54, en el barrio madrileño de Lavapiés (Metros Lavapiés y Embajadores). La inauguración es a las 18h.
Uno de los objetivos, explica, es que los miembros del Sindicato dejen de vender en la calle, “están vendiendo porque no hay otra opción”, recuerda Malick. La pandemia ha recrudecido la conciencia de que las instituciones no cuentan con los manteros: “Ninguna institución ha intentado ayudar o hacer algo para las personas que trabajan en la economía informal”.
La negativa del Gobierno de coalición de plantear una regularización de la población inmigrante en situación irregular —aproximadamente 600.000 personas— ha mantenido en el limbo administrativo a muchos de estos trabajadores, a los que se convocó a que acudieran al campo para trabajos de agricultura que, en muchos casos, no salieron. El problema, explica Malick, es la Ley de Extranjería, cuya reforma no es una prioridad para el Gobierno de coalición y que genera las condiciones de desigualdad y persecución de la población migrante.
Pantera es una respuesta a este vacío institucional, que viene de lejos y que se combina en el caso de Madrid con el acoso a los manteros, tanto en los medios de comunicación como por parte de la policía, denuncia Malick. El Sindicato de Manteros, que nació después de 2011 para protegerse de esas agresiones —que alcanzaron su punto más alto en los cuatro años de Gobierno de Ahora Madrid—, ha presentado 16 denuncias de agresiones (roturas de brazos y de piernas incluidas) al Defensor del Pueblo.
El punto de inflexión fue la muerte de Mame Mbaye en Madrid, quizá el momento en el que la vida y supervivencia de estos trabajadores tuvo mayor reflejo en el relato de los medios de comunicación masivos. Se estableció, dice Malick, una “ficción de cómo debe ser el mantero”, en un clima de represión y criminalización que este portavoz recuerda como “brutal”.
Parece algo del pasado, pero la apertura de Pantera muestra que el Sindicato de Manteros no ha parado desde entonces. Tiene la complicidad y la colaboración del Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes de Barcelona, que con su proyecto Top Manta ha sido pionero en la creación de una marca de ropa y complementos. Esta primavera, Top Manta ha lanzado su primera línea de zapatillas, y ya cuenta con un amplio catálogo de camisetas o sudaderas.
La inauguración este 2 de julio de Pantera es un paso importante para el Sindicato de Manteros. De momento, cuentan con que cuatro o cinco personas puedan gestionar el día a día de la tienda pero estará abierto para los manteros del Sindicato que lo necesiten. Porque el apoyo mutuo, repite Malick, “es la base de las relaciones sociales entre los manteros”. (Publicado en elsaltodiario.com por Pablo Elorduy @pelorduy, colaborador de ZARABANDA)