La perrita Everest, vecina de nuestra portada, pronto tendrá un hogar gracias al esfuerzo diario que hacen las protectoras de animales y el Centro Integral de Protección Animal de Rivas Vaciamadrid “Mary Tealby” (CIPAR). Cuando pasea con Teo Antúnez por el centro, se le notan las ganas que tenía de caminar al aire libre. “Un animal ya desarrollado sabe cuando no está con una familia, emocionalmente aquí algunos alcanzan el equilibrio y están muy bien, pero no es un hogar”, explica el portavoz.
Como nuestra peluda amiga, cada día, hay 790 animales que son recogidos por las asociaciones animalistas porque han sido abandonados. Según el último informe de la Fundación Affinity, en 2022 se abandonaron en total 118.000 gatos y 170.000 perros. “Ni siquiera tenemos un muestreo oficial del número de abandonos”, explica Sergio García Torres, el ex-Director General de Derechos de los Animales. Este vecino de Rivas que inauguró la máxima responsabilidad sobre este tema en el Gobierno de España cree que esos datos podrían estar incluso por debajo de la realidad: “España es de los países europeos que más abandona, algunas fuentes elevan la estimación hasta el millón de animales abandonados al año”, afirma.
Éxito de CER
En contra de la creencia popular, el abandono de perros es constante durante todos los meses del año. Mientras que, en el caso de los felinos, aumenta en verano debido a su reproducción estacional y el gran peso que tienen las camadas no deseadas en el abandono de estos animales (casi la mitad de los gatos abandonados son cachorros, mientras solo el 28% de los perros abandonados lo son). Además, los gatos llegan en peores condiciones a las protectoras: el 15% están heridos y el 38% enfermos. En cambio, los canes llegan igual de heridos (15%) pero menos enfermos (29%).
En la política municipal (también en Rivas), el desarrollo de las colonias felinas que siguen el método de la “captura, esterilización y retorno” (CER) está siendo un éxito que augura que en pocos años podrá empezar a reducirse la cantidad de gatos abandonados. Con nuestro vecino al frente de la Dirección General de Derechos Animales, se lanzó una ayuda para que más municipios se acogieran a este programa. “Casi muere de éxito, fueron más de 900 ayuntamientos los que solicitaron la ayuda para hacer un proyecto CER, eso significa el 10% de los ayuntamientos de nuestro país en una primera convocatoria”, recuerda orgulloso.
Un gato perdido es difícil de recuperar porque, según los datos de Affinity, solo el 51% de los gatos en hogares están identificados, frente al 89% de los perros. Un dato llamativo, porque el “chip” identificativo es una obligación legal.
Un chip para encontrarlos a todos
“La obsesión de esta ley es la trazabilidad”, explica Sergio García Torres como autor de la nueva Ley de Bienestar Animal. Si un animal es abandonado intencionadamente, la identificación permite encontrar al responsable y sancionarlo, por lo que es una medida que puede reducir notablemente el abandono cuando culmine su aplicación, que está pendiente del desarrollo de un Reglamento.
Y es que, entre los gatos abandonados y recogidos por las entidades, solo el 3% tiene microchip. Algo que contrasta con el 21% de perros recogidos que han podido ser devueltos a sus dueños gracias a la identificación. Aproximadamente, la mitad de los animales es dado en adopción, frente al 15-16% que permanecen en los refugios. Aunque las casas de acogida van en aumento y ayudan a minimizar la presión que viven las entidades, sigue habiendo un 4% de perros fallecidos o eutanasiados, porcentaje que se triplica en el caso de los gatos.
“Con la nueva ley ya no se pueden sacrificar animales de compañía sanos”, explica García Torres, ya que únicamente se les puede eutanasiar por motivos sanitarios o de bienestar del propio animal. Lo que se ha hecho, nos cuenta, es extrapolar la política de “sacrificio cero” que existía en la Comunidad de Madrid a la legislación y cobertura estatal. “Solo existía esto en tres comunidades autónomas, que demostraban que era viable con un mayor esfuerzo en políticas de adopción, de identificación y de control de cría”, nos cuenta.
La ley estandariza lo que ya existía
Pese a que no ha estado exenta de polémicas, la Ley viene a estandarizar algunas de las mejores prácticas que ya existían en algunas Comunidades Autónomas. “En televisión han salido muchísimas cosas, muchas de ellas absurdas, como por ejemplo el seguro de responsabilidad civil”, recuerda Sergio García Torres. La obligación estatal de tener un seguro de responsabilidad civil para cualquier perro (u otro animal), a la que hace referencia, ya existía en la Comunidad de Madrid desde 2016. “En la mayoría de casos el mismo seguro de nuestra vivienda incluye la responsabilidad civil de los animales de compañía que habitan en ella”, explica García Torres para tranquilizar a los dueños de animales.
Además de la identificación, el gran avance de la legislación fue endurecer el control de la cría de animales, que era uno de los principales focos de abandono. “Si una persona quiere criar, tendrá que registrarse como criador, porque la trazabilidad de los animales es la clave fundamental para evitar el abandono”, sostiene Sergio.
Este activista tiene claro que “tener un animal de compañía es una responsabilidad, no es un capricho, ni siquiera es un derecho”. Por tanto, defiende que tiene que haber una serie de obligaciones para los dueños y que “si no puedes tener un animal de compañía en las mejores condiciones, lo mejor es que no lo tengas”. Sergio García Torres invita a quienes no tengan el tiempo, el dinero u otras condiciones para tener animales en casa a que se apunten como voluntarios en asociaciones como Rivanimal.
La Ley que reconoció que los animales tenían derechos
Una de las modificaciones más importantes de la Ley de Bienestar Animal es que hizo que los animales “dejaran de ser seres semovientes, que eran cosas que se mueven, a pasar a ser seres dotados de sensibilidad”, explica García Torres. Este cambio de nomenclatura permite que se tenga en cuenta el bienestar animal en casos de herencia o de separaciones. También se reforzó la capacidad de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado para hacer incautaciones preventivas en caso de existir indicios de maltrato animal, algo que venían reclamando las protectoras de animales.
Desde la Dirección General de Derechos Animales, sostenían que se han limitado a situar la ley al mismo nivel ético que ya marcaba la sociedad. “Los animales son seres sintientes y no cosas. Cuando lo preguntabas por la calle, la gente decía: ¿pero esto no está ya?”, recuerda Sergio García Torres. Pese a los ataques que recibió la Ley por parte de la oposición, el ex-director general considera que “la sociedad nos ha dado una lección de que esta cuestión ya está interiorizada”. Es significativo que tanto Sergio como otras personas con las que hemos hablado para este reportaje, se refieren a los animales de compañía como parte de su “familia”, nunca como cosas.
El maltrato más salvaje
Sergio García Torres no puede asomarse por un evento como Expoterraria, ya que ha recibido amenazas de las mafias que comercian con los animales exóticos. “El tráfico de animales mueve millones y millones de dinero”, explica este ripense. En esta conocida feria de animales exóticos, en teoría, no se pueden vender animales y solo se exponen. “Se acercan muchísima gente enamorada de los animales exóticos, pero también hay un submundo alrededor de ellos”, dice García Torres.
Este ex-político recuerda especialmente dos intervenciones que se hicieron con la Policía Municipal de Madrid y la Policía Nacional, en la que se intervinieron muchos animales que se estaban comprando de forma irregular, incluidos casos graves como la venta de primates en el parking de la propia feria. “Primates, tarántulas venenosas…nos encontramos casos que ya no se van a permitir”, concluye con firmeza.
Además, queda pendiente de aprobación un listado positivo con todos los animales que entren dentro de la categoría de “animal de compañía”, que tendrán que tener un mecanismo de identificación y de control de cría, algo que solo existía antes de forma generalizada con los perros. Eso tendrá un efecto disuasorio en el tráfico de las especies que queden recogidas, al ser fácilmente identificables.
En el caso del CIPAR, Teo Antúnez nos cuenta que están educando a la ciudadanía para que acuda directamente a los centros de protección de la fauna silvestre, como GREFA. “Aquí no tenemos los medios, ni la especialización para saber atender a una cigüeña malherida, por ejemplo, o a un murciélago”, explica. Y añade que, lamentablemente, no solo atienden perros y gatos, sino todo tipo de animales de compañía: “conejos, tortugas, algunos pájaros, cobayas, ratones, en fin…por desgracia, la gente abandona de todo”, lamenta.
Febrero, el mes que temen los galgos
Una de las principales críticas a la nueva Ley es que deja fuera a los perros de caza, debido a una enmienda que introdujo el Partido Socialista, plegándose a las presiones del lobby de la caza. El fin de temporada de caza produce un pico muy atenuado de abandono: “ahora en febrero se abandonan lo que llaman “galgos viejos”, galgos de 4 años que sus dueños consideran que ya no valen para cazar”, explica Sergio, que añade que previamente ha habido un “descarte”, en el que se abandonan galgos a partir de los tres y cuatro meses, que es cuando se les “prueba” para ver si rinden lo suficiente.
Las protectoras conocen bien a esta raza, ya que las camadas numerosas (mínimo de 9 galgos) hacen que estén muy presentes en su lista de animales que esperan un hogar. García Torres cree que la enmienda del PSOE fue “deficiente” y que deja margen para actuar: “un perro de caza tiene que ser el perro que está identificado y asociado a una licencia de caza, con lo cuál cada galgo que no esté identificado es un perro normal que estará protegido por la ley”.
De esta forma, la posibilidad de abandono sigue pudiendo reducirse, aunque tanto Rivanimal como Sergio García Torres defienden la regulación de los perros de caza para que queden protegidos.
Falsas alarmas que pagan los perros
En septiembre de 1999, un perro de la raza rottweiler hirió al hijo de Ana Obregón. Los programas del corazón se hicieron eco y se inició una campaña alarmista que consiguió que se regularan los Perros Potencialmente Peligrosos (PPP), un listado arbitrario de razas de perro que pasaban a ser considerados un “arma”, por lo que los dueños tenían que obtener una licencia.
Una ciudadana española que trabaja en Londres, L.C., escribió recientemente a este medio para contarnos la alarma social que está teniendo lugar en Reino Unido. El primer ministro, Rishi Sunak, ha impulsado una política en la que se pagaba 200 libras a los dueños de la raza American Bully XL por entregarles voluntariamente su perro y ponerles una inyección letal. La alarma desatada ha provocado raptos de perros y “se han sacrificado a más de 300 perros sin ningún control incluidos cachorritos, perros quemados por la calle, tiroteados, una masacre…”, cuenta esta española testigo de lo sucedido. A partir de inicios de año, deja de existir ese pago porque entran en vigor las rigurosas restricciones a la tenencia de estos animales, así como la prohibición de su cría o venta.
Contra el sensacionalismo
También en este caso, la Dirección General de los Derechos Animales tomó medidas que van en dirección contraria al sensacionalismo y el pánico, apostando por criterios respaldados por expertos en comportamiento animal. “La Ley 50/99 es absurda tal y como está planteada, ya que establecía como peligrosas a siete razas en función de su mandíbula y musculatura”, explica Sergio García Torres.
Las ocho razas de perros, señaladas como potencialmente asesinas: Pit Bull Terrier, Staffordshire Bull Terrier, American Staffodshire Terrier, Rottweiler, Dogo Argentino, Fila Brasileiro, Tosa Inu y Akita Inu. Sin embargo, no hace falta que un perro tenga mandíbula de presa, “cualquier perro de más de 30 o 40 centímetros puede ser un peligro debido a un comportamiento agresivo, no por su raza”, aclara García Torres. Es por ello, que el futuro listado de perros peligrosos se elaborará tras el examen de profesionales expertos, atendiendo al comportamiento de cada animal, en vez de a su raza. “Si es un perro que tiene un carácter chungo, pues le catalogo PPP y me da igual que sea de la raza X, de la Y o de la Z”, defiende Teo Antúnez de Rivanimal.
Un estudio en Austria mostró que razas como el Pastor Alemán habían protagonizado mayor número de agresiones, pese a que no tenían esa percepción de riesgo. “Un San Bernardo, que puede llegar a pesar 70 kilos, puede ser más peligroso que esas razas de la lista, pero la cuestión es que un perro bien educado y perfectamente sociable no es peligroso, sea cual sea su raza”, expone Sergio.
Listado según la moda
El ex-director general explica que el listado se elaboró según ciertos perros de moda, que han ido cambiando durante estos veinte años. “Ahora, por ejemplo, están de moda los pastores belga malinois y los border collies, que personalmente me parecen animales mucho más exigentes desde el punto de vista del comportamiento, que incluso un American Stamford, que son animales mucho más tranquilos y más pausados de carácter”, sostiene.
Las medidas que prevé la legislación de cara a la cría de animales son muy importantes. La prohibición de separar a las crías de sus madres antes de los tres meses permiten que se socialicen como perros y que aprendan a relacionarse. Y las protectoras verán cómo se relajan esas reglas (licencia u obligación de pasear al perro con bozal) que les dificultaban dar en adopción a esos perros.
“Ahora mismo en el CIPAR, el 40% de los perros son PPPs”, explica Antúnez. Él achaca al perfil de los dueños que tienen este tipo de perros que también sufran un abandono mayor. Hay gente que no los quiere para algo bueno, sino por un “por si acaso me entran a robar”, explica Teo Antúnez. “Son perros imponentes y opera la proyección del dueño en su perro”, añade García Torres. Por tanto, tener el perro en malas condiciones o sin socializar iría ligado a esa idea de tener perro como “defensa”. Lo cual es calificado por el portavoz de Rivanimal como “una bomba de relojería”, independientemente de la raza del pobre animal.
Rivas, Ciudad de los Animales
”Yo creo que la gente que es de Rivas, en cuestión de protección animal, tienen que sacar pecho”, dice Sergio García Torres, quien antes de tener responsabilidades estatales contribuyó a la redacción de la Ordenanza municipal de Rivas, un proceso “colectivo” considerado un ejemplo a seguir a nivel estatal.
En ese momento, la medida fue impulsada por la primera teniente de alcalde y concejala de Salud y Consumo, Mª Paz Parrilla, madre de la actual Alcaldesa. “Había asociaciones de padres y madres, había Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, protectoras, estaban todos los colectivos implicados”, recuerda García Torres, que califica la Ordenanza de “pionera y valiente”.
Esa conciencia de los derechos animales permea en toda la ciudadanía. Teo Antúnez nos recuerda que un animal no aporta solo compañía, sino un conocimiento profundo, un “vínculo entre especies atravesado por la empatía y la compasión”. Para este activista del bienestar animal, todo lo que merece la pena en esta vida, todo lo que hacemos por los demás, nace de la compasión.
Gracias a la ley, la compasión de los bancos de alimentos y los servicios sociales ha empezado a contemplar a los animales de compañía. Un valor ético que, para Sergio García Torres, debe movernos al compromiso con la adopción animal: “en el CIPAR tienen voluntarios y profesionales que dan cariño, pero al final del día, los animales duermen solos en lo que sigue siendo una jaula, no un hogar”.