Pedro Sánchez acaba de anunciar el fin del uso obligatorio de las mascarillas en los espacios exteriores, será a partir del 26 de junio. Es un hito que acerca aún más el fin de la pandemia de la COVID-19 en un momento en el que el ritmo de vacunación se ha acelerado considerablemente y 13 millones de personas tienen la pauta completa.
Ya son más de 13 millones de españoles los que están vacunados de las dos dosis (o de la única en caso de una sola dosis) y las previsiones son de que en agosto más del 70% de la población gozará de inmunidad. Otros países del entorno, como Francia, también han adoptado esa decisión en los últimos días.
Lo ha anunciado el presidente del Gobierno en el Cercle d’Economía en Barcelona, donde también ha lanzado un mensaje de optimismo sobre la recuperación económica y una llamada al diálogo «el cuanto peor mejor, la incitación a la polarización, al frentismo, al odio acaban empobreciendo al conjunto de la sociedad», «tendremos que encontrarnos y reencontrarnos para poder seguir avanzando, volver a ese punto en el que dejamos de escucharnos”.
El presidente ha explicado que convocará una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros el próximo jueves para aprobar formalmente la decisión sobre el abandono de las mascarillas, que tendrá forma de decreto ley que tendrá que convalidar el Congreso en el mes de julio.
Mientras, la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Ayuso, continúa con su contumaz enfrentamiento: “Por mi parte, bienvenido (la retirada de mascarillas en el exterior) porque, evidentemente y salvo en espacios cerrados como el transporte público, comercios, etcétera, a mí me parece que ya es innecesario llevarla…, pero dudo que se haya hecho pensando en los porcentajes, en las distancias, en la vacunación, es más bien por titulares…”.