En diciembre de 1990, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 1 de Octubre como Día Internacional de las Personas de Edad. Ya han pasados catorce años de esta fecha y es buen momento para reflexionar sobre el grado de compromisos asumidos sobre aquellos predicamentos que motivaron este hecho histórico.
Debemos analizarnos individual y colectivamente para valorar si:
La familia presta la suficiente atención a sus mayores, procurando su bienestar y valorando todos los servicios y cuidados que estos habitualmente prestan. Son muchas las ayudas que infinidad de abuelos y abuelas siguen prestando a las familias, sustituyendo la llevada y recogida al colegio, atendiendo comidas o actividades extraescolares, cuando no complementando económicamente necesidades cotidianas. Sería deseable una valoración adecuada de estos servicios cotidianos no contabilizados ni retribuidos, pues difícilmente de otra forma podrían conciliarse las necesidades laborales de los progenitores con las de los escolares, cuando tan complejos y divergentes, en muchos casos, son los horarios de ambos.
La sociedad satisface mínimamente sus necesidades más elementales (pensiones, sanidad, viviendas adaptadas…) cumpliendo su compromiso social acordado a través de la Constitución Española. Es obvio que en este periodo de sus vidas, las personas mayores necesitan tener cubiertas sus necesidades más perentorias. Ya han dejado de ser productivos laboralmente, han contribuido tributariamente a lo largo de su vida laboral y ahora es el momento de recibir las contraprestaciones a todo ese esfuerzo previamente realizado, a través de una pensión digna y suficiente, una cobertura sanitaria que atienda sus dolencias y deterioro progresivo, que evite ser expulsado de la vida social.
El municipio presta una correcta atención y servicios sociales de proximidad, ocio, movilidad, participación para ellos y ellas y con ellos y ellas. Los servicios sociales deben contemplar medidas y planes de acción para procurar un envejecimiento activo para su población mayor, haciendo de sus ciudades un lugar sano y amigable, para este cada vez más importante y numeroso colectivo, evitando su invisibilidad y poniéndoles en el punto de atención prioritaria de toda actuación política.
La sociedad debe devolverles todo cuanto ellos y ellas aportaron, generando un ambiente más saludable, adaptado y amigable, acorde a las necesidades propias de su edad, comprometiéndose a trabajar para prevenir la soledad no deseada, evitando cualquier abuso o violencia (personal y/o institucional) que ponga en riesgo sus derechos inherentes, por razón de su edad.
En definitiva, socialmente debe procurárseles una vida plena, segura y participativa a todos los niveles, local, autonómico y estatal, pues de poco sirve ser portadores de derechos fundamentales si estos no pueden convenientemente ser ejercidos, poniendo todos los recursos posibles para poder culminar el ciclo vital, fijados a su entorno el mayor tiempo y, si fuera posible, hasta el fin de sus días.
Para este año 2024 la Organización de las Naciones Unidas, con el lema «Las personas mayores en el punto de mira de las emergencias», pretende la toma de conciencia del abuso y maltrato en la vejez, poniendo de relieve la urgente necesidad de proteger y ofrecer asistencia a las personas mayores durante las crisis.
Servirá también para destacar la importancia de la educación y la formación del personal de emergencias, los cuidadores y el público en general.
Desde el PSOE de Rivas reafirmamos nuestro compromiso de salvaguardar los derechos y la dignidad de las personas mayores, garantizando que nadie se quede atrás por razones de edad, situación socio-económica o cualquier otra circunstancia personal o social que pueda afecte a la ciudadanía.