OPINIÓN

La radio: recuerdos de mi niñez

Ya no estamos locos

Merece una reflexión pausada y profunda conocer la evolución de la percepción de la salud mental en España, desde un estigma asociado a la locura hasta su consideración actual como una parte esencial del bienestar. Es fundamental hacerlo.

Recuerdo con cariño cuando conocí en los años 80 del siglo XX al doctor Poveda, psiquiatra y profesor de psicopatología. Trabajaba en el Hospital Psiquiátrico Alonso Vega (que hoy se llama doctor Rodríguez Lafora) y era un apasionado del hinduismo. Fue en una fiesta en la sierra madrileña donde estaban directivos del entonces llamado Instituto de Salud Mental de la Comunidad de Madrid y distintos profesionales de esta parte de la salud. Comenté con Poveda mi interés en hacer un trabajo sobre psiquiatría y derechos humanos. Me lo puso en bandeja y me ofreció acudir al Alonso Vega para ver en directo cómo se trataba a los pacientes. Durante varios meses anduve entre profesionales y psiquiatrizados y comprobé que los derechos de los internos no estaban en los planes de ese centro. Supe de las técnicas para ‘curar’ la homosexualidad basadas en la aplicación de electroshocks. 

Antiguamente los ciudadanos con problemas mentales eran marginados y encerrados en manicomios. Con el paso de los años y la llegada de la psiquiatría moderna, comenzó a cambiar la percepción, pero el estigma persistió. Se asociaba la salud mental a debilidad o fallo personal.

El movimiento por los derechos de estos pacientes se inició en los años 80 y 90 del pasado siglo. Se comenzó la desinstitucionalización y la defensa de los derechos de las personas con trastornos mentales, promoviendo su integración social y la atención comunitaria. A partir de 2007, la Ley de Salud Mental fue un primer paso, aunque costó mucho avanzar. Se llevaron a cabo campañas para desestigmatizar la salud mental, pero los datos pusieron en evidencia que el camino era, y sigue siendo, largo. Según estudios recientes, se estima que aproximadamente el 25% de la población española experimentará un problema de salud mental a lo largo de su vida, siendo la ansiedad y la depresión los más comunes. La pandemia de coronavirus mostró con crudeza el problema de salud mental, llevando a un aumento significativo en las consultas por ansiedad y depresión.

Sin embargo, hasta que mostraron en público sus necesidades de salud mental personajes públicos del arte, el deporte o la política no se hizo nada. Las listas de espera para atención de salud mental en la sanidad pública de Madrid son un tema de preocupación. Un tercio de los pacientes de salud mental no reciben atención de psicólogos ni psiquiatras en la sanidad pública, lo que indica una alta demanda y recursos limitados. Muchos pacientes esperan varios meses para ser atendidos. Este camino hacia la normalización de la salud mental es crucial para construir una sociedad más inclusiva y comprensiva. 

Ahora, todos los que sufrimos ya no estamos locos y podemos decir que vamos al psicólogo o al psicoanalista sin ser señalados por los demás.

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