Uno de los míos

El mes de julio pasado cumplía años Juan Manuel del Castillo, ese profesional, ese amigo, que durante más de tres décadas ha supuesto un pilar, una viga de soporte de esta ciudad desde esta Revista que se define como: “PLATAFORMA CULTURAL DE DIFUSIÓN DE ACTIVIDADES DEPORTIVAS Y DE OPINIÓN GENERAL, DONDE CABEN LAS OPINIONES DE TODOS AQUELLOS QUE QUIERAN O TENGAN ALGO QUE DECIR”.

Este cumpleaños supuso una singularidad en la vida de este amigo coetáneo tan resistente como resiliente, pues decidió pasar el testigo de “ZARABANDA” a un nuevo equipo que, desde entonces, deberá de encargarse de que se siga cumpliendo la misión de la Revista y sus décadas de rigor e integridad acumulados.

En 1995 conocí en Tudela al hombre que me acompaña en la vida desde hace 27 años. Vivía en un ático desde el que se tocaban las Bardenas, el Ebro y la vía del tren. Yo, madrileño y funcionario autonómico, no podía trasladarme a vivir a Navarra. Una mañana de hace muchos años encontré en un asiento del Metro en Príncipe de Vergara una revista: “Zarabanda”. La cogí para hojearla, y hablaba con apego y conocimiento de una localidad que ya conocía en donde se decía que otra forma de gobernar era posible. Escribí a su director para pedirle el favor de si podía enviarme a Madrid cada mes la Revista. Dijo que sí. La generosidad de Juan Manuel es proverbial. Desde entonces fui ripense a través de sus ojos.

El año 2001 el navarro llegó a Madrid para vivir, y al Instituto Europa en Rivas donde había pedido el traslado para seguir ejerciendo su profesorado de Lengua y Literatura. Teníamos que cambiar de vivienda, y lo más similar que encontré a su ático era otro en Rivas de la que Juan Manuel seguía siendo  excelente “embajador desconocido”.

En 2002 llegamos a vivir a esta ciudad, y causalmente todo fue sucediendo: Jesús dio clases a Raquel, hija de Juan Manuel y Nines. Raquel habló a su padre de su profesor Jesús y su actitud personal y actividad profesional y literaria. Jesús ya conocía a través de mí y “Zarabanda” a Juan Manuel y “su Rivas”.

En la presentación de un libro de Jesús en el “García Lorca” estuvo Juan Manuel para cubrir siempre la cultura y para conocer a Jesús. Y ahí coincidieron dos de las personas que más admiro y quiero en la vida. Y pude ponerle cara a quien para mí era tanto corazón y conocimiento. Juan Manuel le propuso a Jesús colaborar en “Zarabanda” y se cerró el círculo.

Ya nunca nos hemos separado. Juan Manuel reúne la esencia de lo que más admiro en la vida: verdad, valor, lealtad, coraje, resiliencia.

Querido Juan Manuel, me hubiera gustado que en este momento de nuestras muy similares edades, en el que pasas del escenario a las bambalinas, pudieras haberlo hecho con una ciudad verde, llena de árboles, sostenible, una sanidad digna, educación, atención a los mayores, viabilidad… muy distintas a las de la capital, y con muchísimo menos hormigón por todas partes, donde otra forma de gobernar fuera posible. Te lo merecías mucho.

Pero eres hombre de tanto esfuerzo como positivismo. Para nosotros dos quedará siempre Rivas como la de la Revista de aquel asiento en el Metro.

Hasta el último día de mi vida tú sí seguirás siendo uno de los míos.

Enrique Vales Villa

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