Un paso atrás…

En febrero de 1937 las fuerzas de combate del ejército que perpetró el golpe de estado en julio de 1936, alcanzó el territorio cercano al río Jarama con la finalidad de cortar las comunicaciones entre Madrid y Valencia; lugar donde se había trasladado el gobierno legítimo de la nación. Comenzaba la batalla del Jarama, una de las más nombradas y sangrientas de toda la contienda, que a lo largo de tres años tuvo lugar en España y que, nunca hay que olvidar, fue propiciada por la sublevación de una parte del ejército que, debiendo obediencia a la República, se levantó en armas frente al orden constitucional. Una batalla en la que perdieron la vida miles de personas como en otras tantas y todo, como siempre, por el mantenimiento de un modelo de ejército y con ello de país, que se arroga la condición de observador y juez sobre cómo debe ser el orden que garantice el status quo de la élite privilegiada. Y así seguimos. Hace apenas cuatro años un grupo de militares de alto rango en la reserva, proclamó con toda impunidad que 26 millones de españoles y españolas sobrábamos, señalando la conveniencia del paredón para el ala progresista de este país. Lo lamentable de este episodio fue la falta de escándalo y oposición a esto, más aún, las palabras de apoyo a esta amenaza hasta convertir en eslogan esta especie de pronunciamiento privado aplaudido por ciudadanos de pie donde el gañanismo alcanza estratos de todo, pelaje, condición y, lo que es peor, a una cada vez mas extensa población de trabajadores y trabajadoras.

La elasticidad de las entendederas que posee un gañán corre en paralelo al encogimiento de la bolsa escrotal en contacto con el frío extremo. Más de 40 años de democracia deberían haber servido para algo más que para esta proliferación de gañanes ideológicos. Que ¡ oh sorpresa! Siempre cargan hacia el mismo lado; ese lado de la derecha, cada vez más rancia e indecente, que les da cobijo atesorando en su discurso la soflama más básica y podrida.

Sería conveniente poner de relieve que es precisamente en estos momentos cuando la derecha, haciendo valer la autoridad que le otorgaron las urnas, se precipita hacia la derogación de la ley de memoria histórica. Una ley, que hay que recordar, incluye a todos aquellos que sufrieron los efectos tanto de la guerra como del periodo posterior hasta 1978.

La mediocridad de este afán no revela otra cosa que el lugar que ocupan hoy después de más de 45 años de democracia. Un afán que no sólo busca legitimar un golpe de estado frente a un gobierno, aquel de la Republica sí, legítimo, y posterior dictadura, sino que establece las líneas maestras en las que basan sus principios: la violencia como forma de autoridad. Y es que no habría que olvidar los tres pilares en los que fundamentan su modelo de Estado, a saber: uniformidad militar como enaltecimiento de los valores, patrios, sumisión farisea a una doctrina inquisitorial no estructurada entorno a la fe sino a la placidez de una jerarquía que siempre figura junto a los uniformes y una tercera, la destrucción y beligerancia hacia toda forma de pensamiento y acción constitutiva de una convivencia justa y en justicia. En todo esto no cabe la educación, el modelo sanitario, el judicial…

Una justicia que nunca llegó y a la que se resiste con denuedo la derecha de este país a la que nunca hemos escuchado una propuesta de estado. Una justicia que no tuvieron los vencidos por las armas de quienes se sublevaron arrogándose el dictado de un veredicto acerca de cómo querían que fuera esta España, que siempre quisieron en sus manos estos pedagogos de la infamia y que parecen querer recrear el camorrismo como epifanía de solvencia para la gestión de todo cuanto están ahora aniquilando.

Sin duda los medios de comunicación mucho han contribuido a ello. Jamás se han atrevido a manifestar quienes son y por qué están donde ahora se sientan. Los medios han destrozado a través de sus accionistas -donde los fondos buitre tienen una gran parte del pastel- la posibilidad de una prensa plural capaz de advertir acerca del peligro y el motivo real del empeño en que esa ley de memoria histórica no saque a la luz verdades que nunca se dijeron de manera oficial.

Habrá quien piense que la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas darían la espalda a toda esta tropa de usurpadores de la gestión pública si cada uno de los crímenes se llegaran a conocer… pero no se engañen, los medios de comunicación ya ha hecho su trabajo no sólo blanqueando, sino logrando cierta empatía hacia este caudal de negacionistas logrando que lo ilícito y el abuso entre dentro de sus valores; que la corrupción y la posibilidad de llevarla a cabo conformen parte de su ideario, de sus aspiraciones, por lo tanto, carece de fundamentación negativa para ellos; muy al contrario, legitima Los comportamientos abyectos como un triunfo frente a la sociedad que consideran contraria a los básicos intereses individuales sobre los que apoyan su ideario y sobre los que tal vez ni siquiera han dedicado un segundo a pensar. Cuando un colectivo se enaltece y se muestra engreído de la fuerza ejercida contra el otro y el acallamiento por imposición del temor que proyecta y ese colectivo llega al consenso con parte de la ciudadanía la cosa pinta mal.

Muera la inteligencia proclamaba Millán Astray… y no hacía falta la arenga, que bien lo supo demostrar y continúa en bocas y actitudes contemporáneas con la vacuidad de lo grandilocuente, dejando henchidos los ánimos del idiota al que le dejan pertenecer a algo defendiendo las teorías más groseras a golpe de voto y concentraciones donde el chulo dispone de sus menguadas entendederas. La bandera, el rosario y la indefinición de lo que es España campa a sus anchas por pueblos, ciudades y complejos comerciales donde, frente a la golosina del consumo, hace décadas se dejaron la piel y la vida los tributos por la libertad frente al crimen de una sublevación y la dictadura que luego llegó.

Se afanan en la derogación de la ley de memoria histórica los herederos de aquellos culpables aliviados de culpa por una historia incompleta donde no todos pudieron hablar.

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