Trump y Putin son los últimos guerreros medievales. Trump es negacionista del cambio climático, racista, misógino, belicista y muy autoritario. Y otros mandatarios como Putin, Orbán, Meloni, Netanyahu, Milei, etc…¡más de lo mismo! ¡Qué mundo!
«Vamos a cambiarlo todo. Es una época dorada para EEUU. Creo que tengo una enorme misión», dijo Trump, tras su victoria en las elecciones norteamericanas, como el que cree que tiene un cheque en blanco. ¡Qué peligro!
La política de Biden, heredada por Kamala, fracasó. No solucionó las mínimas necesidades de la mayoría de la población necesitada (el 53% del hombre blanco de 45-64 años y sin estudios apoyó a Trump). El sentimiento de abandono agitado inteligentemente por las redes y bulos, en especial durante los últimos días de la campaña, ha sido más poderoso que la verdad.
Ahora con políticas de extrema derecha en empleo, impuestos, sanidad, género y aborto, migrantes, medio ambiente, etc… tampoco se solucionarán los derechos y necesidades de la mayoría más necesitada, sin olvidar las políticas exteriores de Trump (en China y Taiwán, Oriente Medio, Rusia, UE…), que pueden ser una bomba de relojería. ¿A quién beneficia todo esto? A pocos, a una élite que ahora controla los grandes negocios (fondos de inversión, nuevas tecnologías, energía, armamento…). ¿A qué esperan los sindicatos y otras entidades sociales, nacionales e internacionales para desarrollar normas apropiadas de seguridad y control de la Inteligencia Artificial y otras tecnologías pioneras?
En todos los avances progresistas, en mitad del camino, surgen movimientos conservadores y quizás este es uno de ellos y de enorme importancia. Pero, además, en estas elecciones hay un hecho histórico, acaso un cambio de paradigma en comunicación. Elon Musk, amigo de Trump, y el hombre más rico del mundo (Space X, Tesla…) compró en 2022 Twitter (actual X) por 44 mil millones de dólares, lo que ahora ha sido esencial para el triunfo de Trump. Aportó cientos de millones de dólares y «manejó» durante las últimas semanas de la campaña el «algoritmo» que facilitó el triunfo definitivo de su amigo Trump, con la inmediatez de mensajes y bulos con varios millones de destinatarios diarios. No he leído todavía a los expertos sobre este fenómeno pero, sin duda, por aquí fue que se consolidó el triunfo de Trump. Los medios tradicionales (prensa, radio y Tv) salieron derrotados frente al trabajo final de las redes, especialmente «X», los nuevos «dueños» de la opinión pública.
Vamos a ver cómo se posiciona frente a la nueva geopolítica mundial: ¿qué va a hacer con la Rusia de Putin en Ucrania o la masacre de Israel sobre Palestina? Habrá nuevos acuerdos políticos y económicos, seguramente, frente a los que la UE debería negociar unida y empezar a defenderse por sí misma.
Sin duda alguna, le toca a la ciudadanía, asociaciones, sindicatos, partidos y demás seguir luchando por sus derechos en los distintos países, incluso con mayor esfuerzo que hasta ahora, para que las nuevas tecnologías, como la Inteligencia Artificial, no beneficien solo a unos pocos y se repartan mejor la producción y beneficios que generan, mediante nuevas leyes y derechos sociales.
La historia está llena de avances y ejemplos donde, durante demasiado tiempo, solo se beneficiaron las élites. Toca cambiarlo.