OPINIÓN

Trump, élites y tecnológicas

Sobre la INTELIGENCIA ARTIFICIAL (IA) y las NUEVAS TECNOLOGIAS

La tecnología ha venido a cambiarlo todo y parece que esta vez es la democracia la que puede verse desbordada por el poder acumulado por los tecno-oligarcas.

Parece que estamos ante un cambio histórico. Y la verdad habrá que buscarla con lupa. E. Musk y otros multimillonarios de Silicon Valley buscan poder y dinero, mucho dinero, fomentando en redes, sin temblarles el pulso, el racismo, la violencia y el odio. No lo pondrán fácil. Apuntan a las democracias europeas actuales. En fin, ya mandan los algoritmos y los tuits, pero un tuit no es periodismo, no es una noticia imparcial. La ignorancia es rentable, y los multimillonarios lo saben e invierten sin escrúpulos ni reglas en su propagación.

Los nuevos inventos tecnológicos, IA incluida, nos pueden facilitar una vida mucho mejor. Cierto que ya disponemos de herramientas formidables: internet, vacunas ARN, robots industriales, chips de procesamiento, acceso a datos de todo tipo, diagnósticos de resonancia magnética y otros adelantos médicos, etc. Estos y otros avances pueden resolver muchos problemas reales, pero llevará su tiempo y una fuerte lucha política y social hasta conseguir que la prosperidad sea compartida con todos.

La organización colectiva en sindicatos fue el contrapeso al poder que la tecnología daba al Capital en la primera Revolución Industrial

Los nuevos emprendedores multimillonarios, con evidentes sesgos antidemocráticos, intentan desde el inicio repartirse el pastel a su antojo, como ya hicieron las élites en otros cambios históricos. El más cercano: la Revolución Industrial de los siglos XVIII-XIX, iniciada en Inglaterra y luego extendida a Francia, EE. UU… Durante más de 80 años, los trabajadores sufrieron jornadas de trabajo de más de 10 horas diarias y los mismos bajos salarios, con desmesurados beneficios para los nuevos empresarios.

Los trabajadores lucharon y se organizaron en sindicatos en las fábricas, con enormes sacrificios y tras largas décadas de protestas reivindicativas, lograron derechos laborales y sociales, incluida la llegada de los partidos políticos y una sociedad algo más abierta y democrática. Entonces fue la velocidad del caballo; ahora es la velocidad de la luz. Y todo sucede con enorme rapidez y a nivel global. En China, rival de EE. UU. por ser la primera potencia mundial, también se utiliza la tecnología sin medidas correctoras para el control de la gente, la monitorización del trabajo, el desarrollo armamentístico, etc.

Los partidos democráticos, sindicatos (¡esencial!), instituciones sociales, organismos internacionales (la Unión Europea publicó un Reglamento de la IA 2024/1689 el 13 de junio de 2024), etc. También la mediática democrática y el mundo de la cultura europea deberían estar a la altura de los nuevos tiempos. Algunos políticos, mentirosos y fanáticos, están ganando, con apoyo de millones de consumidores de la mentira (Instagram, X, TikTok…), a su vez dirigidos por los «triunfadores» de Silicon Valley.

Se está configurando una Internacional Reaccionaria apoyaba en las plataformas tecnológicas

Ante los Trump (que acaba de empezar su mandato en EE. UU. con promesas de deportaciones, recortes sociales, medidas xenófobas, incremento de aranceles y afán expansionista), Netanyahu, Milei, Orbán, Meloni, Ayuso, Abascal, etc. Y los Musk (que en la investidura de Trump hizo el saludo nazi), Zuckerberg, Bezos, Gates, Tim Cook, etc., ante estos, algunos autores y pensadores (Acemoglu, Johnson, Hatari…) sugieren medidas y normas concretas.

Un cambio de discurso y funcionamiento de las nuevas tecnologías sin aceptar el camino marcado por los magnates de las redes sensacionalistas y la mediática populista (ver referencia funcionamiento movimientos ecologista, feminista…), normas correctoras en elecciones, nueva fiscalidad para desarrolladores tecnológicos, protección de la privacidad, limitar la desinformación y los bulos, fortalecimiento de la protección social, inversión en educación, colaboración fiscal internacional e impuesto a la riqueza. También liderazgos públicos para redirigir el cambio tecnológico, especialmente en la Unión Europea, en horas bajas, que debería unirse y defender valores y principios universales que coloquen a las personas y sus derechos en el centro.

Una recomendación de dos ensayos para seguir haciéndonos preguntas

Otra perspectiva: ¿Cómo evolucionará la IA? ¿Podrán los humanos identificar y corregir errores? ¿La IA podrá perpetuar patrones históricos de discriminación? ¿Los jueces del Tribunal Supremo podrían decidir sobre la constitucionalidad de las decisiones de los algoritmos?, etc.

Finalmente, quiero señalar dos libros actuales que inciden en los planteamientos señalados: Poder y Progreso de Daron Acemoglu y Simon Johnson, economistas y catedráticos, relativo a la lucha milenaria por la tecnología y la prosperidad. Muy recomendable. Y Nexus de Yuval Noah Harari (autor de Homo Sapiens), sobre las redes de información desde la Prehistoria hasta la IA. También interesante.

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