La ciudad en la que vivimos tiene su intrahistoria. En 1845 Vaciamadrid se une a Rivas del Jarama, que deja de depender de Vallecas, y ambas pasan a conformar un solo ayuntamiento. Aunque su término municipal era cuatro veces más grande, su nombre en la actualidad pasa bastante desapercibido.
Desde entonces, estos dos municipios han existido juntos pero separados. Ahora todos decimos que vivimos en Rivas, es como si pronunciar Vaciamadrid se nos hiciera muy largo o dificultoso. Si a eso le añadimos que, de las tres estaciones de metro, Rivas aparece en las tres, mientras que Vaciamadrid solo en una, y que los nombres de los centros comerciales tampoco ayudan: Rivas Futura, Parque Rivas, Rivas Centro, Zoco Rivas…; todo confluye para que nos quedemos solo con una parte del nombre de nuestra ciudad
Tanta historia viene a cuento porque en los últimos meses se llevan realizando unas excavaciones arqueológicas, en las que se ha trabajado en el único edificio que queda de Vaciamadrid, al que han llamado la Casa de Peña Blanca, y donde también se ha sacado a la luz restos del antiguo ayuntamiento.
Durante largo tiempo, el nombre de Blanca ha estado muy presente en ese lugar, pero siempre asociado al nombre de una mujer y no al de una peña. Entre los grandes propietarios de tierras en nuestro municipio están los Condes de Montarco, y el nombre de Blanca ha sido habitual en esta familia durante varias generaciones, en los siglos XIX, XX y XXI. Eduardo de Rojas V Conde de Montarco (1909-2005) tiene por madre a Doña Blanca Ordoñez y Lecároz (1887-1971), por hermana a Doña Blanca de Rojas Ordoñez (1910-1988), y por hija a Doña Blanca de Rojas Pardo-Manuel de Villena 1932-2014 VI Condesa de Montarco. La «Casa de Doña Blanca», en Vaciamadrid, tiene más que motivos para denominarse así. Aunque los errores en algún mapa le han cambiado su denominación, debemos preservar su nombre y la historia ya que es el último vestigio, en pie, del pasado de nuestro municipio.
En la próxima entrega: “Curiosidades y anécdotas de Vaciamadrid”
Julián González Fraile