Agricultores, apicultores e investigadores se reunieron, este martes en la Cooperativa Vinícola de Arganda del Rey, para presentar el Grupo Operativo ‘Olivares de la Miel’, un proyecto que pretende introducir plantas aromáticas en los olivares del sureste madrileño para mejorar su rentabilidad, aumentar la producción de miel y generar alternativas de turismo agroecológico.
Olivos, aromáticas y abejas. Con esta combinación, el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA), la Unión de Cooperativas Agrarias Madrileñas (UCAM), la Unión de Agricultores y Ganaderos (UPA Madrid), diversos olivicultores de Perales de Tajuña, Carabaña o Estremera, apicultores de Orusco de Tajuña y Carabaña y el paisajista Javier Domínguez se han unido para dar un impulso a la industria del aceite, las aromáticas y de la miel en la comarca de Las Vegas.
A través de un estudio de tres años, el Grupo Operativo ‘Olivares de la Miel’ pretende demostrar que se pueden dar nuevos usos a los olivares madrileños, tradicionalmente poco rentables, pero con un gran potencial. Un proyecto piloto en el que se plantaran setos de aromáticas entre las hileras de olivos. De tal manera que donde ahora sólo se producen aceitunas una vez al año, se pueda también obtener un aceite de mejor calidad, miel y aceites esenciales.
Además, el Grupo Operativo quiere difundir los resultados del estudio, para informar de cómo esta combinación de policultivos puede beneficiar económicamente a los agricultores, disminuyendo los costes de producción por la mejora del suelo y aumentando la capacidad de producción. Ventajas a las que se les suma la conservación del suelo, los beneficios sobre la diversidad biológica y paisajística y la potenciación de un agroturismo atraído por los contrastes cromáticos de las vistosas floraciones de las aromáticas en el olivar.
Apuntan también que los setos de aromáticas son corredores de biodiversidad que pueden servir para albergar la fauna que actúa como plaguicidas de los vectores, entre otros, de la Xylella Fastidiosa, la enfermedad del olivo que, se detectó en abril en un olivo de Villarejo de Salvanés, pero que la Comunidad de Madrid ya ha dado por controlada.
En el sureste de la región se produce la totalidad del aceite madrileño, especialmente en los campos de Campo Real, Villarejo de Salvanés, Chinchón, Arganda del Rey, Morata de Tajuña, Colmenar de Oreja, Valderacete, Perales de Tajuña y Carabaña. Un oro líquido al que ahora se le suma el de la miel y la tradición perdida de recolección de aromáticas.
Por primera vez, la Comunidad de Madrid ha premiado a las mieles de la Alcarria Madrileña, de municipios como Orusco de Tajuña, Villar del Olmo y Valverde de Alcalá, entre las mejores de la región. Un galardón para estimular la producción de una zona que está recuperando la miel de sus abejas autóctonas, las ibéricas.