Necesitamos menos ruidos

La frontera entre lo que es un sonido y lo que simplemente es ruido a veces se desdibuja. Una canción, sin ir más lejos, para unos es música de calidad y para otros un ruido intolerable, suene al volumen que suene. No hay tantas dudas sin embargo con el rugir del tráfico en las calles, el jaleo de los bares o algunos electrodomésticos de los vecinos pueden generarnos problemas de salud.  Según la OMS, aproximadamente la mitad de los europeos vivimos en zonas donde no tenemos asegurado el confort acústico. En España no nos libramos del problema, pues somos el segundo país más ruidoso del mundo, sólo por detrás de Japón.

En la molestia por ruido entran en juego tanto su volumen como la percepción subjetiva de quien lo soporta. Para el primer caso, la legislación marca como límite aceptable los 65 decibelios (db) durante el día y 55 por la noche (55 db equivaldrían al volumen de una conversación normal). Para el segundo caso, el psicológico, es difícil hablar usando números, pues cualquier sonido que no deseamos pasa a considerarse un ruido, ya sea porque interrumpe nuestras tareas, no nos deja concentrarnos, nos molesta para dormir o, simplemente, nos resulta desagradable y  mucho mas por las noches.

El ruido provocado por el tráfico y el de las obras de los vecinos son los que más molestan, pero el que más denuncias genera (un 37%) es el del ocio nocturno. La dia de hoy hay muchas ciudades independientemente del numero de habitantes que genera mas ruidos y especialmente por la noche que lo legislado y las autoridades no hacen nada para solucionarlo,  la capacidad del ruido para colarse en los hogares lo convierte en “la más perversa de las contaminaciones porque incide directamente en la calidad de vida de las personas y lo hace desde su propio domicilio”. Cuando un ruido se produce de manera continuada y supera los 60 db podemos hablar de contaminación acústica y esto trae consecuencias físicas y psicológicas.

Los sonidos de impacto son muy molestos pero pasajeros. Son los ruidos constantes los que más daños producen en la salud. Cuando estamos en casa durante el día, no tendríamos por qué estar expuestos a más de 35 db en los dormitorios y 40 en el resto de habitaciones, que es lo que emite una radio a bajo volumen. Soportar de forma continuada un ruido puede producirnos hostilidad, inquietud, impotencia o agresividad, siendo la depresión una de las consecuencias psíquicas más graves. El ruido también puede interferir en el rendimiento laboral y escolar y, si afecta al sueño, producir fatiga durante el día.

Incluso para la salud física es dañino el ruido: residir en un barrio con tráfico aumenta el riesgo de infarto, mientras que el estrés por ruido puede provocar una disminución de las defensas inmunológicas y problemas auditivos.

¿Qué dice la ley?

La multitud de normas y ordenanzas autonómicas o locales eran un caos al que intentó poner orden la Ley del Ruido de 2003. El objetivo era vigilar y reducir los niveles de contaminación acústica para evitar los daños a la salud y al medioambiente,  pero haría falta también la redacción de una ordenanza tipo que sirviera de marco de referencia para todos los ayuntamientos del país y que terminara con las desigualdades entre comunidades. En el caso de Rivas Vaciamadrid, que  pretende ser un Municipio de referencia y que   aún tienen que mejorar mucho en cuanto al cumplimiento de sus propias ordenanzas del ruido.
De momento lo que se está ganando es gracias a la concienciación ciudadana y los jueces, los únicos que están obligando a aplicar la ley y ordenanzas municipales. En diciembre de 2009, el Tribunal Supremo reconoció por primera vez las lesiones causadas por exceso de ruido con una sentencia.

 
Juan Carlos Ramos

Profesor de Medio Ambiente y Energias Renovable

 

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