Las primeras informaciones de Ribas del Jarama provienen de un asentamiento musulmán que estaba situado frente a la ermita del Cristo de Rivas; al parecer, el núcleo fortificado conocido como el “Castillo de Ribas” estuvo habitado desde el siglo IX y el motivo de su existencia fue la defensa y vigilancia de Madrid, pero también la de las comunidades agrícolas que se instalaron en torno a él. Según el arqueólogo Manuel Retuerce, este castillo servía para: “evitar sublevaciones y revueltas que con relativa frecuencia mantenía la población bereber, habitante principal de toda esta región, contra el representante del poder central cordobés, instalado en la fortaleza del cerro más extremo y aislado”. Lo privilegiado del lugar, en cuanto a su protegido acceso, la cercanía al río Jarama y la presencia de “aguas medicinales” en sus alrededores, ha sido la causa principal de la presencia humana en este lugar hasta el siglo XX. Será ya en el siglo XI, ante el avance cristiano, cuando Ribas se integre dentro de las defensas de Madrid. Así, en el siglo XII, se decía: “Illo castello quod est in termino de Madrid et vocatur Ribas” (La ciudad, que está en el límite de Madrid, llamada Ribas). Hacia 1575, las Relaciones Topográficas de Felipe II ya daban noticia de su abandono: “en este pueblo hay una casa que es de don Alonso de Mendoza, y no tiene epitafios, es llana, y cerca de la dicha casa han oído decir que solía haber un castillo, el cual estos que declaran no le conocieron, hay cimientos de grande edificio que está en un cerro […]”.
En la actualidad se perciben dos recintos de 240 y 120 metros de perímetro, restos de un aljibe y un pequeño foso excavado en roca, así como vestigios del trazado de los muros. Los trabajos arqueológicos en este lugar han constatado la presencia de cerámica califal de origen musulmán y cerámica vidriada de origen cristiano, lo que concuerda con varios documentos que reflejan el paso de la Reconquista por nuestra localidad.
Otro asunto muy interesante de este mismo enclave, el cual le otorga a su vez un aura misteriosa, son las curaciones por aguas y otros “milagros”. Se sabe que un arroyo de aguas “medicinales” discurre por la misma finca donde cada año cientos de personas traen multitud de exvotos de cera al Santísimo Cristo de los Afligidos de Rivas para agradecer las curaciones milagrosas.
Hoy para cerrar este artículo, invito a lectoras y lectores a que indaguen sobre las propiedades curativas de las aguas de Rivas Vaciamadrid y sobre si se venden o se han llegado a vender en farmacias.