Solo hay un día al año en el que miles de personas tienen la esperanza de que su vida dé un giro radical. Este acontecimiento mágico tiene lugar durante la mañana de cada 22 de diciembre, cuando el bombo de la Lotería de Navidad, cargado de bolas, comienza a girar. En Rivas, hay dos locales que repartieron durante esa jornada el quinto premio: la papelería El Pupitre, del Centro Comercial Covibar 2, y la administración de la Plaza Blas de Otero, 4, en el estanco de Covibar. Hablamos con los hombres y mujeres que trajeron la suerte al municipio con el número 57.421.
“Sentimos mucha ilusión. Era nuestro segundo año vendiendo Lotería y dar un premio de Navidad da mucha alegría”, explica Jorge, dueño junto a Lourdes de la papelería El Pupitre. No es la primera vez que la suerte cae en este local, que ya dio el primer premio de la Lotería del jueves el pasado julio. Los números favoritos de sus clientes suelen ser el 5 y el 7, mientras que en Blas de Otero los que más piden son los acabados en 13, tal y como cuenta María del Carmen, parte de la administración.
Tanto los premiados como los menos afortunados tienen algo en común cuando compran Lotería en Navidad. Con el décimo en la mano, todos fantasean con cómo gastarán el premio: “Suelen decirnos lo típico: tapar agujeros y viajar, pero también hay muchos padres que lo quieren para dárselo a sus hijos y quitarles la hipoteca”, asegura Jorge. Ayudar a la familia es un propósito que comparten también las y los clientes de la administración de Blas de Otero: “No te arregla la vida pero ayuda”, agrega María del Carmen. Incluso aquellos que no compran décimos el resto del año, se llevan alguno por Navidad.
Cuando finaliza el sorteo, en cada casa suena un móvil y al otro lado alguien pregunta “si ha tocado algo”, unos mantienen la ilusión intacta hasta el sorteo del Niño y otros se resignan a seguir ajustándose el cinturón cada mes. En estas dos administraciones ripenses la ilusión dura todo el año.
