La sangre hierve (El rojo corazón del escorpión) Capítulo XXXIV

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Como te dije el mes pasado, Te crees un erudito, ¿un erudito? En realidad eres un epígono, nada más. Epígono de lo que pensábamos ayer y anteayer y hace un año o un siglo, qué más da… Permíteme que te recomiende que, al menos por una vez, pienses por ti mismo. Libérate de las cadenas, aunque vayas a caer al abismo: Khatar gal, waxaad dareemi doontaa wanaag, cabsi intee leeg baa? Yaa.

Sangrar no siempre es malo, a veces es necesario. ¿Qué demonios estás leyendo? ¿Cuánto te ha costado el libro? Quizá sea bueno que en vez de estar devorando tantas páginas, una tras otra, escribas algo, no sé, lo que se te ocurra. Por mi parte, te voy a confesar que mucho de lo que utilizo suelo recogerlo del suelo. Allá abajo hay más cosas aprovechables de las que uno podría pensar en un principio. Te llevarías grandes sorpresas. Te sería útil, escribe algo…

Nosotros no somos de esos que se muerden las uñas, pero extendemos las manos, como hacen los invidentes, sin levantarnos del sillón. En cierto modo tiene gracia, no somos tan diferentes tú y yo. (Me saca de quicio esa gente que mira tras el cristal la lluvia y ni siquiera tiene el detalle de seguir con el dedo el dibujo que las gotas de agua van dejando en el otro lado cuando escurren hacia abajo.)

Creo que me estoy quedando ciego. Tal vez deba ser yo quien lea algo antes de que sea imposible leer o escribir. (En cierto modo, supongo que no es lo peor que le puede pasar a una persona, pero no es muy agradable, la verdad.)

Hades Gaudó

Nota a pie de página:  Como quiera que este espacio es reducido, tengo que restringir los ruegos habituales para que desde Europa se tomen medidas efectivas para ayudar a los refugiados. Ya sean sirios o africanos, sean subsaharianos o magrebíes, a todos lo que sufren. A pesar de los gravísimos problemas que ahora tenemos “en casa” por causa del Covid-19, el “coronavirus” dichoso, en Europa y en España no cejamos en el empeño: seguimos cerrando fronteras; continuamos levantando barreras, unas de espino y otras de papel, algunas —mucho peor— de acero invisible, barricadas custodiadas por cíclopes y dragones (malditas leyes e ideologías). Cientos, miles de muros y vallas siguen elevándose hacia los cielos en todo el mundo…. Cientos de miles, millones de personas, continúan sin poder ejercer uno de los derechos elementales del ser humano. Lejos de resolverse, la situación se agrava cada día más ¿Quién ha dicho que tenemos derecho a levantar vallas y a cerrar fronteras? ¿a quienes queremos engañar?

Y no queremos terminar sin volver a recordar un asunto puntual importantísimo para ayudar en España como es el de solucionar de una vez por todas la insoportable la situación española en el asunto de los  desahucios: cientos, miles de familias quedan en la calle porque la legislación española no soluciona la gran estafa que la Banca ha propiciado en las últimas décadas; auténtico pillaje que está dinamitando la cohesión social. A pesar de la grave situación actual, tampoco eso cambia y sigue su curso exactamente igual que hace unos meses. La Banca es implacable…

Y todo eso hay que hacerlo dejando aparte cualquier tipo de consideración ética y/o moral dejando de lado las ideologías, las creencias religiosas y las consideraciones económicas…, eso hay que hacerlo  simplemente PORQUE ES LO CORRECTO.

 

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