LA RESISTENCIA AL CAMBIO: LAS ZBE NO SON EL APOCALIPSIS

Días lectivos que afectan al tráfico en Rivas

LA RESISTENCIA AL CAMBIO: LAS ZBE NO SON EL APOCALIPSIS

Hemos leído recientemente en un medio de comunicación local que el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid ha licitado el nuevo contrato para el control de vehículos en la ciudad. Según leemos enmarcado dentro del plan de “implantar las ZBE en todo el tramo urbano, un plan de movilidad escolar sostenible y segura, la ampliación de la dotación de aparcamientos para bicicletas y VM, y la ampliación del servicio municipal de alquiler de bicicletas”.

A raíz de dicha noticia han surgido multitud de debates sobre lo que va a suponer estas medidas, a pesar de que no hay un anuncio oficial sobre su implantación, y sólo tenemos la información pública realizada en los distintos espacios de participación ciudadana, y en lo recogido a través de diversas declaraciones el año pasado por el alcalde en aquel momento sobre la ampliación de las ZBE a través de la bajada de velocidades en toda la ciudad.

A pesar de ello ya nos encontramos la exposición de la ampliación de las ZBE como un apocalipsis que va a llevar al desastre a la ciudad, a la incomunicación individual y colectiva de toda aquella persona que tenga que coger el vehículo personal para moverse. La realidad suele ser menos traumática en este sentido. Ya ocurrió en anteriores ocasiones: las ZBE escolares, las obras en algunos barrios de la ciudad o la ley antitabaco por poner algunos ejemplos. Ni las ZBE escolares supusieron que las vecinas y vecinos nos quedáramos atrapadas en nuestras casas sin poder salir con el coche a determinadas horas. Ni las obras en determinados barrios imposibilitaron que pudiéramos seguir aparcando en sus calles. Ni la ley antitabaco llevó a la ruina económica al país y al sector hostelero.

La realidad fue que las ZBE escolares se implantaron con relativa normalidad, sufriendo cambios y mejoras en algunos casos tras su implantación. La mayoría de la población agradeció el rejuvenecimiento de los barrios que sufrieron obras y hasta se pide que continúe por calles a las que no llegó. Y la ley antitabaco se implantó y se fue endureciendo con el agradecimiento posterior de la propia población que vió con normalidad dicha medida sanitaria al nivel del resto de países europeos. En términos generales una vez pasa el tiempo y se ven los cambios la mayoría de la población acepta las modificaciones que se realizan con sentido común.

Las Zonas de Bajas Emisiones han llegado para quedarse. La ley del Cambio Climático obliga a las ciudades a implementar medidas. Habrá por supuesto quién quiera bordear la legislación con maquillaje sin preocuparse por las consecuencias del cambio climático. Las últimas semanas hemos visto, oído y leído a negacionistas del cambio climático, en muchas ocasiones expolíticos de la derecha convertidos en tertulianos expertos en todo, enfrentarse a científicos expertos en la materia en algo así como una triste copia (triste por la irresponsabilidad comunicativa que supone) del famoso sketch de José Mota sobre “el tertuliano”. Lo vimos en la ciudad de Madrid, cuando la derecha hizo campaña contra Madrid Central, para finalmente mantener las restricciones con algún cambio para “contentar” a su electorado, pero asumiendo que el marco general debe seguir existiendo ante la posibilidad de ser multados por Europa, y no cumplir con la legislación española.

Con la información aparecida en medios locales y la legislación existente no parece pensar que nadie nos impida utilizar nuestros vehículos privados, ni acabemos encerrados en nuestros garajes sin poder arrancar los coches por miedo a ser multadas.

Sí parece lógico pensar que las medidas seguirán avanzando en generar ciudades más amables, ciudades para ser disfrutadas sin las prisas y el estrés al que el mercado laboral nos tiene acostumbradas. Es por este motivo que multitud de familias en distintas ciudades de nuestra Comunidad se incorporaron a la “Revuelta Escolar”, movimiento surgido inicialmente en Barcelona, que lucha por conseguir centros escolares sin tráfico, tanto para que la infancia (esa tan olvidada en nuestras sociedades pensadas para adultos) tenga una mayor calidad de aire en esos centros donde se encuentran durante tantas horas, como también para tener entornos seguros y de juego. Este movimiento ha llegado a plantear por ejemplo desde el AMPA del Ramiro de Maeztu la peatonalización de la calle Jorge Manrique.

Recuerdo cuando era pequeño e iba sólo con mi hermana al colegio que teníamos en el barrio. Hoy día es muy distinto, porque por desgracia hay una parte de la población escolar que debe desplazarse a otro barrio por culpa del área única educativa que implantó el gobierno de la Comunidad de Madrid en nuestra región. Lo cual lleva a que no se potencie el centro más cercano a tu casa y por tanto atacando la libertad de poder elegir un centro escolar desde el que ir andando. Sin olvidar el gran aumento de tráfico vivido en las últimas décadas, dado que en la década de los 80/90 no existía el volumen de vehículos que existen a día de hoy.

¿Por qué no pensar en ciudades donde las calles no sean circuitos de carreras con vehículos a gran velocidad?

¿Por qué no pensar en ciudades pensadas también para la infancia?

¿Por qué no pensar en ciudades con mayor peso para el peatón?

Las ZBE hay que implantarlas, aprovechemos la oportunidad que brinda para tener ciudades más humanas y más hechas para vivirlas.

Raúl Martínez Fernández

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