OPINIÓN

La propaganda de la izquierda ripense

La propaganda de la izquierda ripense

Artículo de Janette Novo, portavoz del PP de Rivas.

Cuando Adolf Hitler llegó al poder en 1933, creó el Ministerio de Educación Popular y Propaganda, al frente del cual puso a Paul Joseph Goebbels. Desde este ministerio (si hacemos una analogía con nuestro municipio, en Rivas podría ser el Ayuntamiento) se controló con mano de hierro todo el aparato mediático. Desde ese ministerio, Goebbels implementó los principios de la propaganda nazi cuya eficacia es conocida por todos.

Cualquier parecido con Rivas Vaciamadrid no es pura coincidencia. La izquierda de nuestro municipio aplica a rajatabla los principios de la propaganda de Goebbels y eso les ha garantizado décadas en el poder, sin alternancia y con un control absoluto de todo, incluso de los vecinos pues muchos no se atreven a decir lo que piensan por miedo a represalias. En estos días hemos comprobado el señalamiento y el acoso sufrido por la directora de un colegio de nuestra ciudad por querer mantener la neutralidad en las aulas y la despolitización del centro educativo.

El Gobierno local pone en práctica el principio del enemigo común y el de la transposición, cargando sobre el adversario (Ayuso, el PP, la derecha, el capitalismo) los propios errores, respondiendo siempre con ataques y cuando no puede negar las malas noticias o las ‘meteduras de pata’, inventan otras noticias que las distraigan o que sirvan de cortina de humo. Por ejemplo, ante la corrupción que rodea al autócrata Sánchez, agitan el palestinismo oportunista. O si sale una sentencia desfavorable al Ayuntamiento, éste se inventa alguna promesa atractiva para tapar el revolcón judicial y que los vecinos no sepan que las cacicadas de nuestros gobernantes traen consecuencias negativas para todos. Esa es su estrategia…

Aplican también el principio de la exageración y desfiguración. Un ejemplo de este principio de Goebbels, es el fraudulento proceso “Rivas Párate a Pensar”, que han querido disfrazar de consulta ciudadana a pesar de incumplir el requisito imprescindible de aprobación por el Pleno, el órgano colegiado del municipio, y por tanto es una consulta ilegal. En su exageración, el gobierno local nos machaca constantemente con que el proceso se ha hecho con gran participación, pero dato mata relato y la realidad es que ha participado una ínfima parte de la población de Rivas Vaciamadrid.

Todos sabemos que el proceso fraude del “Rivas Párate a Pensar” se hizo sin garantías jurídicas, permitiendo el voto a partir de los 16 años y muchos sabemos cómo se movilizaron tablet en mano recorriendo el municipio para recabar todos los votos posibles, fuera como fuera. Aún así, solo votó un 14%, 14.199 personas de las cuales 2.559 votaron no, en una consulta que utilizan para justificar una de sus mayores cacicadas, paralizar la ciudad, evitar que crezca para que siga siendo su aldea gala y continuar controlándola con mano de hierro.

El principio de la orquestación es otro de los que aplican en Rivas Vaciamadrid. La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, sin fisuras ni dudas y así conseguir que una mentira repetida de forma considerable acabe por convertirse en verdad. Aquí entran los mantras de la sanidad y la educación, con sus supuestas emergencias sanitaria y educativa. Como brazo ejecutor e imprescindible cuentan con asociaciones multimarca o con la pseudoplataforma de la sanidad pública, esa que en campaña electoral se dedicó a arrancar los carteles del PP, la misma que reventó un acto cuando vino la presidenta Isabel Díaz Ayuso, a la que un grupo de energúmenos dedicaron gritos de asesina, entre otras barbaridades.

La izquierda caviar de Rivas Vaciamadrid encabezada por Aída Castillejo, hace ingeniería social y utiliza la propaganda como forma de manipulación y control, buscando siempre un enemigo, una causa y una pancarta para generar enfrentamientos y conflictos donde no existen, y así se han mantenido en el gobierno desde hace más de 30 años, sacando réditos de su falso victimismo.

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