OPINIÓN

¿Qué determina que unos ciudadanos no sean iguales que otros?

La perversión del Premio Nobel de la Paz

Artículo de opinión de Juanma del Castillo.

Alfred Bernhard Nobel (/‘alfrəd ‘bɛɳhɑ:ɖ noˈbɛ:l/ Estocolmo, 21 de octubre de 1833-San Remo, 10 de diciembre de 1896) fue un químico, ingeniero, escritor e inventor sueco, famoso principalmente por la invención de la dinamita y por crear los premios que llevan su nombre. Nobel fue propietario de la empresa Bofors, compañía a la que orientó desde la producción de hierro y acero, a la fabricación a gran escala de cañones y otros armamentos.

Nobel se inspiró para legar su fortuna a la institución del Premio Nobel, que reconocería anualmente a aquellos que «confirieron el mayor beneficio a la humanidad».

En su testamento, Alfred Nobel establecía las condiciones para otorgar el premio Nobel de la Paz: «A la persona que haya realizado el mayor o el mejor trabajo en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos permanentes y la celebración y promoción de congresos de paz».

En esta ocasión, el Comité Nobel Noruego, designado por el Parlamento de Noruega, ha designado a María Corina Machado merecedora de ese premio a pesar de tener una biografía que colisiona con las condiciones establecidas por Alfred Nobel.

Corina Machado ha instigado y organizado actos que derivaron en violencia contra el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela (como apoyar el Decreto Carmona contra Hugo Chaves en 2002). Venezuela hoy asediada e instigada por el gobierno de los Estados Unidos contraviniendo el derecho internacional. Su estrategia política ha tenido costes altos para la población (Corina instiga el bloqueo, pidió que no se neviaran vacunas contra el Covid-19, etc.) al escalar las tensiones contra el gobierno venezolano sin mecanismos claros de protección o diálogo. Se aleja notablemente de las intenciones de Alfred Nobel que ponía el énfasis a la hora de entregar el premio en la reconciliación, reducción de la violencia y búsqueda de la paz.

No es la primera vez que el Comité Noruego otorga el premio Nobel a personas que no solamente no trabajaron por la paz, sino que fueron instigadoras y partícipes de políticas violentas, premios más políticos que morales. El caso más paradigmático fue el entregado a Henrry Kissinger el 10 de diciembre de 1973, tres meses después del golpe de Estado realizado por Pinochet contra el presidente Salvador Allende, golpe de Estado promocionado y alentado por Kissinger como consejero de Seguridad Nacional de los EE.UU. En los papeles desclasificados por la CIA (1999-2000) aparece una conversación de Kissinger de 27 de junio de 1970: «No veo por qué debemos quedarnos de brazos cruzados viendo cómo un país se vuelve comunista por la irresponsabilidad de su propio pueblo».

Mahatma Gandhi fue nominado cinco veces al premio Nobel, 1937, 1938, 1939, 1947 y 1948. Murió asesinado sin recibir el premio.

Donal Trump estará enfadado por no haberlo recibido a pesar de haber sido cómplice del genocidio del pueblo palestino, bombardear Irán, amenazar con anexionarse a Panamá y Groenlandia y promover una guerra comercial sin precedentes. Pero que no se preocupe, con los criterios del Comité del Nobel por la Paz, lo podrá recibir el año que viene. Además el Comité del Nobel lo tenía complicado, porque los lobis judíos querían que lo compartiera con Netanyahu, ¡y eso era ya demasiado!, aunque probablemente ‘todo se andará…’.

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