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La normalidad enmascarada

Vecinas y vecinos, cuando algo se ajusta a ciertas normas o características habituales o corrientes, sin exceder, ni adolecer,  se dice que es normal. También se llama normal a aquello que sirve de norma o regla.

Bajo este parámetro, los cigüeñeros que al final firmamos este escrito, hemos de declarar que hemos vivido el mes de agosto menos normal de nuestras vidas.

Agosto siempre fue bullanguero, calenturiento, festivo, insomne, de mucho hielo para el cubata, caravanas de vehículos repletos de veraneantes, muchedumbres bajo palio sombrillero en playas incalculables, chiringutos de fritanga y probable diarrea, días absurdos de ligues imposibles que se llevaba la canícula, cuñados soportables o insufribles que no te dejaban a sol ni a sombra, horas y horas de hacer por hacer, mataduras del tiempo con tal de contar alguna aventura al volver a Rivas.

En suma, no pensar, vaguear, esperar para tomar las decisiones que cada septiembre nos trae el vivir,  pero arropados en los nuestros, en los pueblos de nuestros ancestros, en su cercanía, con sus besos y abrazos ahora tan caros o en vacaciones insólitas de solidaridades o acercamientos a grupos varios. Esos abrazos eran el único calor que soportábamos.

Este año, agosto, llegó enmascarado, sin turistas, ni de fuera ni de  dentro, asustados unos, obligados otros para no ejercer de vehículos víricos. Este año, agostó llegó menos denso, mas de incógnito , por el enmascaramiento del personal y pudimos reconocer lugares en los que siempre reinaban los habitantes de la pérfida Albión o lavarnos las manos con geles hidro alcohólicos en restaurantes de imposible reserva en la antigua normativa. También muchos optaron, los mas atrevidos, pues la gran mayoría estuvimos auto confinados, en visitar perdidas casas rurales rebuscando el vivir de la España deshabitada, la antigua la de los cariños, palmaditas, besos, abrazos, cercanía soñada.

Este agosto lo recordaremos como el mas raro de nuestras vidas, un intermedio entre lo que siempre han sido nuestras querencias y efusiones y la distancia mascarillera y de guantes de látex actual con su capacidad auto represiva. Tal vez un tiempo revolucionario en el que debemos recordar que sería un error pensar que cada novedad borrará y reemplazará las tradiciones. Hemos de recordar que el futuro avanza siempre mirando de reojo el pasado.

Nos esperan decisiones fuertes este mes de septiembre. El curso escolar nos llama a estar alerta para ayudar a la comunidad escolar en la decisión, sea cual fuere de la autoridad, de que nuestros niños y jóvenes desarrollen con beneficio su trabajo de aprender. Nos espera una lotería de casos positivos de covid19, en el ordinario pasar diario, y debemos estar preparados con firmeza y sin divagaciones, para lo que caiga. Nos espera volver a pelear cosas como el acceso a la M50, la mejora de la condición de ciudadanos de primera en los viajes en el metro,…

Vecinos y vecinas, queremos concluir este relato diciendo que la historia no la escriben los vencedores sino, mas bien, la gente pudiente, esa pequeña fracción de la humanidad que dispone del tiempo, el ocio y la educación necesarios para permitirse reflexionar.  Podemos ponernos a ello y escribir la historia de nuestras familias. Se puede.

Salud y comunicación desde El Pregonero, programa informativo de Radio Cigüeña.

www.radiociguena.org

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