El tema elegido para este mes, el alumbrado navideño y las luces que adornarán todos nuestros espacios públicos y privados, hace fácil y casi obligada la relación con la entomología: hablar sobre las luciérnagas o “gusanos de luz”.
El ser humano siempre ha mostrado curiosidad y fascinación por estos insectos que, cual Diógenes de Sinope con su candil encendido, alumbran en la oscuridad de la noche. Las luciérnagas tienen órganos lumínicos especiales situados bajo el abdomen que, cuando absorben oxígeno, éste se combina dentro de unas células especiales con una sustancia llamada “luciferina” y reacciona produciendo luz sin apenas generar calor.
Los “gusanos de luz” habitualmente producen una luz intermitente que brilla de un modo diferente en cada especie. Esa forma de iluminación es una señal óptica que las ayuda a encontrar pareja, aunque esa luz podría servir también como mecanismo de defensa; el hecho de que incluso algunas larvas sean luminiscentes parece apoyar esa teoría.
En la península ibérica existen unas 12 especies de luciérnagas (han aparecido en los últimos años algunas importadas de países alejados y, por otra parte, se han descrito algunas especies nuevas, sobre las cuales, al menos en un caso, no hay consenso entre los especialistas). En el “Madrid seco”, o sea toda la región de nuestra comunidad autónoma que se aleja de la sierra, en la cual nos encontramos, la especie más habitual, con mucha diferencia respecto a otras, es la denominada “luciérnaga mediterránea” o Nyctophyla reichii, cuyas larvas, como las de las otras luciérnagas, se alimentan de caracoles y babosas, y son, por consiguiente, pese a su aspecto tan inofensivo, depredadores especializados. Una vez que ha localizado a su presa, la larva monta sobre ella y la inmoviliza asestándole un mordisco con sus mandíbulas, que cuentan con un conducto a través del cual pasa un jugo secretado por el intestino de la larva, que además de paralizar a la presa, rompe y digiere sus tejidos, convirtiéndolos en una papilla que puede ser fácilmente absorbida.
Desde Zarabanda, amables lectoras y lectores, además de agradecer ¡y mucho! su atención, no queda más que desear que pasen todos ustedes un mes de diciembre estupendo y unas fiestas navideñas extraordinarias, pero en particular los “peques”.