Este verano, con gran publicidad, el gobierno municipal de Rivas ha realizado una campaña titulada: “presupuestos participativos, la ciudad decide”.
La campaña trataba de invitar a la ciudadanía a enviar propuestas y participar así en la decisión más importante del equipo de gobierno: el presupuesto municipal.
Hasta aquí estupendo, aplausos.
Pero ¡ay!, Se refiere exclusivamente a 150.000 euros.
Llamar presupuestos participativos a que la ciudadanía pueda decidir sobre 150.000 euros de un total de 123 millones de euros, da risa si no fuera ofensa.
Nada ha dicho la ciudadanía si le parece poco o mucho 28 millones en inversión, o en qué partidas prefiere invertirlos, si en más pisos, en polideportivos públicos, en un centro de recogida de animales o en un mercado que buena falta nos hace.
¿Alguien ha podido votar si le parece bien los 27 millones de euros que se gastará la empresa municipal de la vivienda? ¿A alguien le han preguntado qué le parece que las viviendas públicas cuesten al menos 150.000 euros, en la que nuestros jóvenes tendrán que hipotecarse hasta las cejas?
Tampoco se le pregunta a la ciudadanía qué partidas cree que hay que destinar a los diferentes servicios públicos, y si estos deben estar gestionados con personal propio, sacando plazas a concurso oposición. O por el contrario, deben seguir siendo gestionados por empresas privadas, mercantilizando nuestros servicios más cercanos.
¡Ojo! Que estamos hablando de bastantes millones de euros en servicios públicos privatizados: Atención a la dependencia, centros de mayores, piscinas públicas, escuelas deportivas, gestión de multas, servicios postales, colegio municipal Hipatia…
La población de Rivas ya supera los 87.000 habitantes. En los dos últimos años, pese a la crisis, se crece en unos 1.000 habitantes por año.
¿A alguien le han preguntado alguna vez si quiere que Rivas siga creciendo? ¿Le han preguntado alguna vez si desea que la densidad de casas y automóviles siga aumentando?
Yo vine a Rivas en el 1985, huyendo de la caótica ciudad y buscando la tranquilidad que Madrid no podía ofrecerme. En aquel año, la población de Rivas era de unos 5.000 habitantes. La carretera de valencia sólo tenía un carril por cada sentido y no había atascos.
En 33 años jamás me han preguntado si me apetecía que la población de mi ciudad se multiplicara por 17.
Tampoco se ha preguntado jamás a la ciudadanía si queríamos en nuestros barrios comercios de proximidad, mercados, centros culturales o jardines, como bien programaron los cooperativistas de Covibar. Se nos impuso, sin preguntarnos, barrios sin vida, sin espacios comunes, donde hasta comprar el pan ha de hacerse con el automóvil en el gran centro comercial.
¿A algún vecino o vecina de la avenida de las provincias le han preguntado si le apetecía tener una autopista de cuatro carriles, al lado de su casa, donde los coches pasan a 80 km. por hora?
¿A alguna persona han preguntado si desea acumular las basuras en contenedores malolientes a un kilómetro de su casa, transportadas, por supuesto, en automóvil, o si por el contrario prefiere un puerta a puerta mucho más ecológico?
¿Alguien ha podido expresar su opinión sobre la millonada de euros que el ayuntamiento lleva gastados en una planta experimental de residuos que contraviene no sólo las recomendaciones ecologistas, ahora también las europeas? ¡Ojo! Hace unos años el pleno del ayuntamiento aprobó que se haría una consulta a la ciudadanía y todavía estamos esperando.
¿Alguien ha podido votar en alguna consulta telemática municipal sobre el dineral gastado en unos edificios públicos, que ahora están en ruinas, y que jamás han sido utilizados, en la Plaza ecópolis?
¿Alguien ha podido votar este mismo año la cesión de suelo público, por 40 años, a un negocio deportivo privado en el Barrio de La Luna?
Les dejo con un fragmento del programa electoral de la candidatura de Unidad Popular Rivas Puede, en la que participó Podemos, y que al parecer han olvidado los concejales y concejalas que forman parte del equipo de gobierno municipal:
“RIVAS PUEDE tiene que dar un paso más, para el paso de empoderamientos de verdad de la ciudadanía.
Los procesos y espacios de participación tienen que superar su aspecto de ‘escenificaciones de galería’ para convertirse en foros de propuesta y decisión ciudadana. Los vecinos y vecinas de Rivas, tienen que acostumbrarse a manejar los datos de los presupuestos, las propuestas de inversión, la distribución de recurso para actividades sociales, los gastos en servicios, en definitiva decidir sobre el presente y futuro de Rivas, tener como referencia lo que se pretende hacer y hacia dónde vamos y garantizar el control de que se está haciendo bien»
José Manuel Pachón López