OPINIÓN

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La Cañada Real Galiana: el gueto de Madrid que invisibiliza a miles de personas

La Cañada Real Galiana está cerca de la capital de España. Habitan en este lugar más de 6.000 habitantes que viven en condiciones infrahumanas desde hace demasiados años, los últimos tres sin luz en algunas zonas. Estas personas parecen no existir, son invisibles, viven en un gueto. No tienen los mismos derechos que el resto de los madrileños. Son sencillamente pobres que no cuentan.

Las cañadas reales son antiguas vías pecuarias reservadas al tránsito de ganado entre diferentes puntos de España. En estos caminos, propiedad del Estado, no se podía construir, pero en los años 60 del siglo XX se permitió levantar huertas y pequeñas casas para los aperos de labranza y para el descanso de los pastores trashumantes. En el caso de Madrid, aunque en un principio no supuso mayor inconveniente ya que el número de construcciones era bajo, la densidad de edificaciones fue haciéndose mayor. Nadie hizo nada porque estaban en las afueras de la capital y eran pobladores humildes. Se extienden por Coslada, Getafe, Rivas-Vaciamadrid y Madrid.

En estas zonas hay muchas construcciones ilegales, mucho abandono y, en el entorno, una incineradora, con lo que ello conlleva. Además, existe una zona tan abandonada que en ella han encontrado hueco personas relacionadas con el delito y el tráfico de drogas, provenientes de los ya extintos hipermercados de la droga de La Celsa y La Rosilla, que florecieron a finales de siglo XX y comienzos del XXI.

Varios miles de vecinos, muchos niños entre ellos, de los sectores V y VI se enfrentan al cuarto invierno sin electricidad. La falta de luz genera, sin duda, daños graves en la población de la Cañada Real, sobre todo en niños y adolescentes.

Vivir en la oscuridad, afecta a la alimentación (al no poder guardar los alimentos en frío o cocinar adecuadamente), la higiene personal (al carecer de agua caliente) y a las condiciones de la vivienda (sin calefacción o ventiladores).

Los cortes de luz son achacados a los enganches ilegales por parte de delincuentes que nutren de energía gratuita sus cultivos de marihuana. Los que no delinquen tampoco tienen luz y nadie hace nada.

En 2017, todas las administraciones firmaron el pacto regional por la Cañada Real Galiana que, en un principio, pareció algo milagroso que podría resolver los problemas, acabar con este gueto y visibilizar a miles de personas que tienen los mismos derechos que el resto de los ciudadanos.

Merece la pena apostar por una vida digna para estos vecinos invisibles.

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