Lo más fácil es decir que son las administraciones, los gobiernos quienes tienen que arreglar el problema del medioambiente y, aun siendo verdad que las grandes decisiones están en sus manos, también es una forma de justificarnos, de evadir el problema como si nosotros no tuviéramos responsabilidad en el deterioro progresivo del planeta, y sin duda la capacidad de pararlo.
Son principalmente nuestras actitudes como comer menos carne, reciclar debidamente, rechazar los productos sobre envasados, las prendas sintéticas, el uso de plásticos, consumo abusivo de combustibles fósiles, cuidado de la naturaleza, excesivo consumo de agua, etc. Todas estas modificaciones en nuestros usos y comportamientos son las que obligarán a las grandes empresas a optimizar los productos que nos ofrecen, si quieren que se los compremos y ese es su objetivo, por tanto, lo harán.
Solo con el consumo de agua, de carne o de combustibles que hacemos cada europeo, el suministro está comprometido para el resto de los habitantes del planeta.
Parece que se está llegando a algunos acuerdos interesantes en la Cumbre del Clima ‘la COP 26 de Glasgow’, pero insuficientes, llegan tarde y sobre todo ni son obligatorios, ni se dotan de los presupuestos necesarios para llevarlos a cabo.
Las grandes decisiones están en manos de los gobiernos de los países, los autonómicos y también de los ayuntamientos. En nuestro país, todos se esfuerzan en repetirnos que apuestan por el reciclado, el transporte colectivo y eléctrico y el autoconsumo energético. Pero para que eso sea creíble, sobre todo porque es absolutamente necesario, los gobiernos tienen que activar medidas que lo permitan y lo incentiven.
Es ahora cuando hay que apostar por las energías renovables y en los hogares por el autoconsumo eléctrico.
Las placas generadoras de electricidad se pueden instalar en los tejados de los chalets, que en Rivas hay muchos, pero también en las cubiertas de los edificios en altura, para consumo de la comunidad. Y por supuesto, en las de los centros comerciales, empresas del polígono, edificios administrativos, colegios…, o espacios aprovechables que existen en el municipio. ¿Por qué el ayuntamiento no ha convertido en un huerto solar el gran depósito de agua reciclada que han construido en el Cerro del Telégrafo? Es una gran superficie plana, vallada y protegida, que recibe más horas de luz solar que ninguna otra en el municipio. Quizás con la energía producida podría alimentarse parte del consumo de los edificios públicos o del alumbrado viario…
Seguro que hay muchos vecinos que pondrían paneles solares en sus tejados, pero tienen inseguridad, desconocimiento, recursos económicos limitados…, que impiden puedan tomar la decisión o hacerlo finalmente. ¡Qué bien nos vendría a todos una guía explicativa de todos los procedimientos!
Hasta ahora el Ayuntamiento de nuestra ciudad subvencionaba el 50% del IBI a quienes se atrevían a instalar placas durante cinco años y a quienes cambiaban su coche por uno eléctrico o híbrido, pero en la última modificación de las ordenanzas fiscales, han reducido a la baja todas las subvenciones que podrían incentivar las inversiones necesarias. Y no parece que sea este el mejor momento para desalentar a nadie.
El gobierno municipal ha dicho que ‘se están estudiando ayudas directas a las instalaciones’, ojalá lleguen pronto, las procedentes del consistorio local, o cualquiera otra incluidas las europeas. Los cambios no pueden esperar, porque los recursos del planeta tampoco esperan.
JM del Castillo