Por desgracia Irene estos opresores de la mujer, canallas siguen existiendo, la mayoría de ellos escondidos en la derecha y sobre todo en el fascismo, y lo peor contando con la ayuda de otras mujeres.
Tomado del callejón de los cuchillos.
El hombre más oprimido puede oprimir a otro ser, que es su mujer. La mujer es la proletaria del proletario
Diariamente, miles de mujeres tienen que luchar y soportar episodios de violencia sexual que buscan disminuir su humanidad y limitarlas a formar parte de un grupo que se piensa minoritario para el cual no existe ningún tipo de derechos. Lo cierto es que las mujeres no son una minoría social. Son la otra mitad de la humanidad.
Sin embargo, para algunos, las mujeres no tienen derecho a ofenderse cuando son pisoteadas y disminuidas.
Para algunos, las quejas diarias de aquellas mujeres que se sienten continuamente violentadas y discriminadas en todos los entornos, no son más que gritos ahogados que no deberían existir.
Para algunos, las mujeres que se quejan de actitudes vejatorias, de la falta de igualdad de género en los espacios literarios y de comentarios machistas y sexistas, no deberían existir.
Mujer o eres fuerte o serás
la mujer ejemplar y enamorada
a quien engañan y maltratan
todos los hijos de puta de la tierra.
Gioconda Belli
(Managua, 1948)
Consejos para la mujer fuerte
Si eres una mujer fuerte
protégete de las alimañas que querrán
almorzarte el corazón.
Ellas usan todos los disfraces de los carnavales de la tierra
Se visten como culpas, como oportunidades,
como precios que hay que pagar
Te hurgan el alma;
meten el barreno de sus miradas o sus llantos,
hasta lo más profundo del magma de tu esencia
no para alumbrarse con tu fuego
sino para apagar la pasión
la erudición de tus fantasías.
Si eres una mujer fuerte
tienes que saber que el aire que te nutre
acarrea también parásitos, moscardones,
menudos insectos que buscarán alojarse en tu sangre
y nutrirse de cuanto es sólido y grande en ti.
No pierdas la compasión, pero témele a cuanto conduzca
a negarte la palabra, a esconder quien eres,
lo que te obligue a ablandarte
y te prometa un reino terrestre a cambio
de la sonrisa complaciente.
Si eres una mujer fuerte
prepárate para la batalla:
aprende a estar sola
a dormir en la más absoluta oscuridad sin miedo,
a que nadie te tire sogas cuando ruja la tormenta,
a nadar contra corriente.
Entrénate en los oficios de la reflexión y el intelecto.
Lee, hazte el amor a ti misma, construye tu castillo,
rodealo de fosos profundos,
sin olvidar anchas puertas y ventanas.
Es menester que cultives enormes amistades
que quienes te rodeen y quieran, sepan lo que eres;
que te hagas un círculo de hogueras
y enciendas en el centro de tu habitación
una estufa siempre ardiente
donde se mantenga el hervor de tus sueños.
Si eres una mujer fuerte
protégete con historias y árboles,
con recetas antiguas de cantos y encantamientos.
Has de saber que eres un campo magnético
hacia el que viajarán aullando clavos herrumbrados
y el óxido mortal de todos los naufragios.
Ampara.
Pero amparate primero.
Guarda las distancias.
Constrúyete. Cuidate.
Atesora tu poder.
Defiéndelo.
Hazlo por ti.
Te lo pido en nombre de todas las mujeres.