Hemos entrado de lleno en el año nuevo y casi como era previsible ‘de sopetón’ nos despertamos con la ultraderecha formando parte de un gobierno autonómico.
La realidad, el análisis objetivo, no son nada optimistas: la izquierda está más desunida que nunca (o quizás ni más ni menos que como siempre). Mientras, la derecha tricéfala se regocija ante los buenos augurios de las encuestas…
La fórmula Partido Popular, Ciudadanos y VOX ha triunfado en Andalucía, ya han firmado un gobierno tripartito de derechas. Ya está patentada para su aplicación en todo el territorio nacional. Y los analistas coinciden en que los votos de la ultraderecha condicionarán todas las políticas entendidas como derecha-liberal de los otros dos partidos. Ya mismo se proclaman los recortes en medidas contra el machismo o el empoderamiento de la mujer, las de acosos a los emigrantes (recortes en atención sanitaria, expulsiones, bloqueo de entradas,…), la primacía de la educación privada y concertada en detrimento de la pública, etc. Los andaluces no tardarán mucho en comprobar la impronta del gobierno que han elegido o que han consentido que se elija.
Lo peor es que no son tantos los votantes que han elegido a los partidos del nuevo gobierno en Andalucía (1.793.357 votos, el 49,84 de los emitidos). Solo el 58,65% del censo acudió a votar, 4 de cada 10 no votaron y precisamente quienes se quedaron en casa fueron los votantes de izquierdas, entre PSOE y Adelante Andalucía han perdido 600.000 votos. A mi parecer una vergüenza para quienes se consideran progresistas, cultos y de izquierda.
Rivas, aunque ‘aldea gala’ no se libra de las corrientes derechizantes de moda. Después de 30 años, la derecha está más cerca que nunca de llegar al poder municipal.
Todos y todas estamos obligados a hacernos la pregunta ¿qué está pasando? Vivimos en una ciudad referente para toda la Comunidad de Madrid (y quizás para toda España): mejores servicios, más oferta cultural, una importante participación popular, espacios verdes, calles limpias, etc. Lo que está pasando es que los agentes que sustentan el gobierno de la izquierda, cada vez están más divididos y eso supone ruptura y disgregación de la unidad del voto. ‘Parece como que todas y todos inconscientemente hubiéramos asumido la inevitabilidad del cambio… Y es que la pandemia ultraderechista arrasa el mundo`.
Es cierto que muchos de los nuevos vecinos que llegan son personas sin ideología, muy influenciables y respondiendo principalmente a los estímulos de la TV. Muchos dependientes de un salario, pero otros con un nivel económico alto. Pero unos y otros serán receptores, para bien o para mal, de las decisiones de los políticos que gobiernen esta ciudad. Y si Rivas hoy es lo que es, obedece a que aquí ha gobernado la izquierda y los ciudadanos, no solo supieron elegir, sino que han estado muy atentos para controlar las tentaciones o posibles desviaciones de los gestores. Casi siempre lo hemos conseguido.
Estamos a cinco meses de las próximas elecciones. Es posible que coincidan todas: locales, autonómicas, generales y europeas, o al menos las tres primeras. En las últimas elecciones municipales los partidos de izquierda obtuvieron mayoría suficiente para gobernar. En esta ocasión, si como parece previsible, se presentarán varias candidaturas de izquierda, la pérdida de votos será preocupante, tanto que podría dar al traste con la continuidad de un gobierno similar.
En las últimas elecciones generales, los votantes que se quedaron en casa fueron 11 millones, una gran mayoría de izquierdas.
Todas estas son reflexiones y datos para que tomemos nota. Cada cual que actúe en consecuencia.