Las obras, el tráfico o el ocio nocturno pueden provocar daños en la audición, el sueño o incluso enfermedades cardiovasculares por el exceso de ruido.
La contaminación acústica es el exceso de sonido que altera las condiciones normales del ambiente y puede afectar gravemente la salud. Puede provocar pérdida de audición, problemas de sueño, hipertensión y enfermedades cardiovasculares, y afectar el rendimiento cognitivo infantil. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la exposición a niveles de ruido superiores a 85 decibelios durante más de ocho horas diarias puede ser perjudicial.
El ruido ambiental proviene principalmente del tráfico rodado, aéreo, las obras y el ocio nocturno. Se estima que al menos 100 millones de personas en la Unión Europea están expuestas a niveles de ruido considerados inaceptables por expertos en salud. Además, la exposición crónica al ruido en el aula puede dificultar el rendimiento académico en niños, afectando la comprensión y la memoria.
Para reducir la contaminación acústica, los expertos recomiendan evitar el uso innecesario del claxon, reducir el volumen de dispositivos electrónicos y utilizar tapones para los oídos en entornos ruidosos. La OMS también sugiere limitar la exposición al ruido en actividades recreativas y adoptar medidas que minimicen el impacto del sonido en espacios urbanos.
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