El archipiélago ruso de Nueva Zembla, en el océano Ártico, ha declarado el estado de emergencia. ¿El motivo? Una “invasión” masiva de osos polares en zonas pobladas.
Lo que ves en la imagen de arriba no es más que otra consecuencia del cambio climático, que está acelerando el deshielo del Ártico y cambiando irremediablemente el hábitat natural de estos animales, que se ven obligados a acercarse a los asentamientos humanos en busca de comida.
La situación de los osos polares es crítica: con la tendencia actual de calentamiento en el Ártico, la especie podría desaparecer por completo en el próximo siglo. En los últimos 45 años, su población se ha reducido en al menos un 30% en las zonas estudiadas.
A la pérdida de hielo y el aumento de los impactos del cambio climático en un lugar tan frágil como este, hay que sumarle otras amenazas como Trump, Putin y las prospecciones petroleras, que siguen viendo en la destrucción del Ártico una oportunidad de negocio y haciendo de este uno de los lugares más desprotegidos del planeta.
Pero aún no es tarde para salvarlo. Con el apoyo de las casi nueve millones de personas que habéis firmado por la protección del Ártico, desde Greenpeace seguiremos trabajando para que se tomen medidas urgentes para frenar la subida de temperaturas. En el caso de España, cerrar todas las centrales térmicas de carbón para el año 2025 y acelerar la transición hacia un modelo basado en energías renovables.