Artículo de opinión de Iván Campos sobre la censura del Partido Popular de las muestras de solidaridad con Palestina en el CEIPSO La Luna.
La sociedad de Rivas, que ha mostrado su apoyo a la causa palestina desde hace ya muchos años, no dudó en dar un paso adelante ante el genocidio televisado al que estamos asistiendo. Mientras tanto, el PP de la Comunidad de Madrid, gran amante del dinero sionista, dio la orden de vetar cualquier tipo de acción en los centros educativos. Qué curioso, cuando hace menos de un siglo sus antepasados intentaban borrar del mapa a esta población.
En Rivas, los coles denuncian la injusticia y decoran sus fachadas e incluso clases con símbolos de solidaridad con Palestina. Pero la propaganda fascista, no olvidemos pagada por quién, habla de «adoctrinamiento» del «comunismo ripense». Es sorprendente cómo se disfraza la censura de neutralidad.
El caso más grave ha sido el de nuestro CEIPSO La Luna, que sufrió el intento de censura por parte de su directora, quien personalmente se dedicó a arrancar los dibujos y carteles de su alumnado. Ante esto, las familias nos organizamos en grupos de WhatsApp para realizar acciones de solidaridad con el pueblo palestino. Sin embargo, en esos mismos grupos se introdujeron a rastras y por la gatera una gaviota municipal y una sanguijuela de las que viven de las paguitas del PP y se hacen llamar periodistas. Violaron la intimidad de un grupo privado donde las familias creían estar intercambiando propuestas en un espacio seguro.
La pseudo periodista dejó su sello en OKDiario acusando al «comunismo ripense» y distorsionando la realidad. Esta sanguijuela, que dice ser periodista, creía que iba a lograr el ascenso de su vida al conseguir vincular estas manifestaciones de solidaridad con uno de los concejales comunistas (obviamente, sin éxito, pues esta conexión solo existía en su imaginación). La «profesional de la información» resultó ser algo mediocre como infiltrada; por eso, nada más entrar en el grupo -libreta en mano y con preguntas «de manual»- fue descubierta. Quizás, tal vez, cubrir eventos deportivos se le daba mejor.
Por otro lado, la gaviota jefa ripense, gran amante de las redes sociales, aprovechó para insultar y compartir imágenes de la hazaña de su pequeña gaviota en la red social X (antes Twitter), mientras insultaba a los participantes, que noeran sino padres y madres organizadas para denunciar un genocidio.
¿Su objetivo? Sembrar miedo en la calle, ya que les repele bastante el asociacionismo. Y, sobre todo, les preocupa y asusta porque desmonta sus relatos falsos. Afortunadamente, las familias siguen en pie de guerra y continúan las acciones. Las gaviotas y la aprendiz de plumilla seguirán siguiendo el dictado del dinero del sionismo, que cuenta con Ayuso como principal valedora en nuestro país.
Sea como sea, les recordamos lo que decía Non Servium: «acostumbrados a no retroceder, creéis que seréis la excepción…¡no!».








