El Grupo de Estudios Incineración y Salud (GEIS) ha criticado el estudio del Ayuntamiento de Madrid sobre las repercusiones de la incineradora del parque de Valdemingómez. Según el estudio publicado por el consistorio, incinerar la basura en este punto de la capital “no afecta a la salud”.
GEIS ha denunciado que la publicación del ayuntamiento contiene un “elevado número de contradicciones” que provoquen que el consistorio tenga “poca capacidad de demostrar” sus hipótesis. Según GEIS, el mensaje del ayuntamiento de “falta de peligrosidad” es una estrategia de la precampaña electoral.
GEIS ha criticado, en primer lugar, que el muestreo establecido para medir el efecto contaminante fue “escaso”, al examinar solo dos puntos de muestreo en “apenas un mes”. Como consecuencia, la entidad ha declarado que la “consistencia para el estudio espacio-temporal es limitada”.
“Excesos de mortalidad” sin detalle
El estudio del ayuntamiento reconoce “excesos de mortalidad en la población que está dentro del área de influencia de la incineradora”. Sin embargo, GEIS ha denunciado que el consistorio “no entra en detalle sobre las causas que pueden estar produciendo esta mortalidad”.
Para estudiar los efectos médicos, no se han utilizado registros de atención primaria (“las más adecuadas”), sino la tasa de ingresos hospitalarios, que disminuye en los distritos más cercanos a la incineradora.
Aunque “el estudio afirma que no se puede constatar una afectación negativa de la salud de la población”, se reconoce la existencia de superiores niveles de dioxinas en la zona más cercana a la incineradora, “inferiores a los establecidos por la Administración”, lo que expresan “la limitada consistencia del estudio”, según GEIS.
Un muestreo “escaso”
El área de influencia de Valdemingómez incluye 6.000 personas entre la Cañada Real y el PAU Vallecas, algo que GEIS considera “un grupo de población escaso” que impide “dar consistencia a los cálculos estadísticos”.
En el caso de Vallecas, GEIS ha denunciado que su población “lleva viviendo pocos años en las inmediaciones de la incineradora”: Según el tiempo establecido por el Comité Científico de las Naciones Unidas para el Estudio de las Radiaciones Atómicas, se necesitan un mínimo de 10 años de exposición para poder asociar la exposición a tumores sólidos, aniversario que se cumplirá en 2019.
Por otro lado, GEIS ha criticado la población de la Cañada Real como muestra debido a su carácter de población “chabolista, no censada, con gran movilidad”. Según GEIS, esta es “la segunda vez que un estudio sobre las repercusiones” de la incineradora “evita estudiar a aquellas poblaciones cercanas” a la incineradora, que llevan “décadas” sufriendo sus efectos, como Rivas Vaciamadrid y otros núcleos de población cercanos. (Publicado por ‘El Confidencial’).