Este 8 de marzo ha vuelto a ser histórico. Las mujeres convocaron una huelga feminista para reivindicar su legítimo derecho a ser igual que la otra mitad de la población y también para concienciar a la sociedad en su conjunto de que la mujer, por el hecho de ser mujer, vive discriminada en todos los ámbitos de este sistema patriarcal.
Por segundo año consecutivo volvieron a inundar las calles para demostrarnos que sin ellas se para el mundo. Porque aunque cobren menos y tengan peores jornadas en el mundo productivo, las empresas no funcionarían sin ellas. Porque aunque no cobren nada y sean tareas silenciadas son quienes garantizan en el ámbito privado que todas las personas del hogar nos encontremos bien atendidas. Y tengo sobre todo que agradecerles el esfuerzo de esta segunda huelga feminista para no permitirnos olvidar que ellas son mitad imprescindible de este mundo. Porque el mundo sería absolutamente diferente sin este trabajo vital que ellas realizan. Por eso, este 8 de marzo mi labor ha vuelto a ser reflexionar sobre esta realidad. Una labor de todos los hombres que creemos en la igualdad real entre hombres y mujeres que, desde nuestros puestos de trabajo y de cuidados, nos demos cuenta de cuántos privilegios gozamos a costa de invisibilizar el esfuerzo de nuestras compañeras.
En Rivas, con motivo del Día Internacional de la Mujer, nos volcamos en las distintas acciones englobadas en la campaña Marzo Mujeres 2019. Este año las entidades y colectivos sociales que componen el Consejo Municipal de Mujeres, junto al Ayuntamiento, han abordado la discriminación que sufren las mujeres también en el consumo. No solo se trata de la publicidad sexista, que aunque muchas empresas se comprometen a dejar de utilizarla, siguen mostrando a la mujer como un objeto para vender su producto. También se encuentran con la imposición de la llamada tasa rosa, por la cual un mismo producto es más caro para ellas que el destinado para nosotros, además del IVA abusivo en productos de primera necesidad. Además, también desde la publicidad se le enseñan a niños y niñas que no tienen que jugar a las mismas cosas. Por ello, es imprescindible educar en igualdad desde la edad más temprana, para sensibilizar a la ciudadanía sobre la importancia de transformar esta sociedad patriarcal en una más justa e igualitaria.
Hace 111 años quemaron vivas a 146 mujeres que se encerraron en una fábrica para reivindicar sus derechos como trabajadoras. Antes, las sufragistas dejaron claro al mundo que nada las iba a detener hasta conseguir que las mujeres votasen. En la transición fueron los colectivos feministas quienes recuperaron los derechos al divorcio y al aborto que el franquismo le había robado a las mujeres que así lo lograron en la II República. Gracias a toda la lucha feminista, la sociedad hoy es un poco mejor, aunque algunos quieran devolvernos al Medievo. Aún queda demasiado trabajo por hacer. Este 8 de marzo, las mujeres siguen abriendo camino.